Un resguardo de la Primitiva con la combinación 10, 17, 24, 37, 40 y 43, que se selló en la administración del Carrefour de Alfonso Molina en A Coruña, y que se comprobó en la de San Agustín, sigue siete años después de aquel 30 de junio de 2012, a la espera de que alguien cobre su premio millonario.

El vendedor de San Agustín, Manuel Eugenio Reija, que entregó el 3 de julio el resguardo y su comprobante en la Delegación de Loterías, tras haber asegurado que lo había encontrado en su mostrador el día anterior, cuando estaba solo en la tienda, reclama el cobro del premio, que ahora supera ya los 6 millones, ya que los 4,72 millones iniciales han generado intereses.

No es el único que lo solicita, ya que a este boleto le han salido unos doscientos "pretendientes", aunque la investigación policial, generada a partir de una denuncia presentada el 7 de diciembre de 2018, considera que el legítimo dueño de la apuesta ganadora es un hombre, ahora fallecido.

"Su perseverancia y los restantes detalles aportados (lote de boletos validados, abono de premio con cuantía menor, masiva presencia de clientes en la administración) resultan sorprendentemente parejos con las comprobaciones efectuadas y no una mera casualidad, siendo la narración del engaño practicado por el agente para apropiarse del boleto premiado totalmente coherente y compatible con la cronología del registro facilitado por la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado", dice el atestado policial entregado al Juzgado de Instrucción número 4 de la ciudad, que es el encargado de investigar a quién pertenece la combinación ganadora.

La versión de cómo sucedieron los hechos, según el lotero, la desdicen las máquinas de Loterías, ya que se considera probado que la misma persona que selló cuatro apuestas en el centro comercial de Lavedra el 26 de junio de 2012, acudió el 2 de julio a San Agustín a comprobar si alguna de ellas había resultado premiada.

En el detalle de las operaciones consta que el lotero de San Agustín pasó por la terminal los cuatro boletos en un periodo de 16 segundos. Según la información aportada por Loterías, y facilitada a la Policía Nacional para la resolución del caso, el lotero pasó en primer lugar el boleto con la apuesta automática, que contenía la combinación ganadora, y recibió el mensaje de que el premio era superior, por lo que tenía que "entregar al cliente" el resguardo para que este lo llevase a la Delegación.

Lo hizo a las 11.25,39 horas. Tan solo tres segundos después, pasó el siguiente boleto, que tenía un premio de tres euros, que abonó al cliente; a las 11.25,53 horas pasó otro resguardo que no tenía premio y, a las 11.25, 55, el último de este lote de cuatro apuestas.

Según la declaración del fallecido, el lotero le notificó un premio menor, que se corresponde con el de los tres euros, que consta en la secuencia de la máquina y, según estos datos, Reija no dejó de trabajar ni un minuto entre las 11.25 horas y las 11.30. En el informe se recoge que, entre las 11.25,39, cuando comprobó el boleto ganador, y las 11.26,08 horas, el lotero pasó por la máquina diez resguardos de diferentes apuestas.

Estos datos se contraponen a la versión del lotero, que declaró que había encontrado el billete "cuando se encontraba solo, sin ningún cliente" en la administración y que, entonces, había observado "en la parte exterior del cristal de seguridad, junto al pasamonedas, un boleto" que le había "llamado la atención al encontrarse solo y en unas condiciones impecables, como recién salido de la terminal". Fue entonces cuando, según su declaración, "introdujo su mano derecha por el pasamonedas para recogerlo e, inmediatamente, lo pasó por la terminal" y vio que era un billete premiado con un galardón de primera categoría, que son los que superan los 5.000 euros.