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Llega la "depresión de la tumbona"

Aumentan los casos diagnosticados de estrés en descanso por no saber desconectar del trabajo durante el período de vacaciones

En 'modo vacaciones', es más fácil enfermar // FARO

Parece un contrasentido. De hecho, lo es. Pero, por paradójico que pudiera resultar a priori, hay cada vez más casos de personas cuyo estado de ánimo decae cuando cogen vacaciones. Tanto es así que ya existe un término acuñado por psiquiatras europeos: "la depresión de la tumbona". Ese período soñado de relax, viajes y encuentros especiales se convierte en una pesadilla. Desentrañar los porqués es un asunto complejo,a medio camino entre la psicología y la medicina.

Fue ya hace quince años cuando los doctores de la clínica psiquiátrica austríaca Wagner-Jauregg acuñaron la expresión "depresión de la tumbona" -en 2004- para referirse a la ansiedad que empezaban a tratar en algunos pacientes con dificultad para olvidarse del trabajo en sus periodos de descanso estival, tal y como aclara la psicóloga y profesora de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya, Sílvia Saumell.

Comenzando por los datos, un 51 % de los españoles en activo responden a correos electrónicos y atienden llamadas de trabajo durante sus vacaciones, según datos del último informe sobre el mercado laboral en España de InfoJobs-Esade, lo que aumenta lo que los especialistas denominan "estrés vacacional".

"Hoy, ese síndrome, también llamado 'estrés vacacional' o 'bajón veraniego', es cada vez más frecuente", advierte la psicóloga Saumell, que describe como síntomas "dificultades para pensar con claridad, problemas de atención, concentración y memoria, sensación de no hablar con la misma fluidez y necesidad de comprobar las tareas una y otra vez,". A esto se uniría la sensación de cansancio, problemas para dormir, sensación de no haber descansado lo suficiente, o bajo estado de ánimo.

Pero yendo al quid de la cuestión, parece que esa patología ocurre por una causa previa: "Sabemos que los periodos de elevado estrés prolongado en el tiempo pueden generar sentimientos de tristeza, desmotivación, pocas ganas de hacer cosas, sensación de que no se disfruta de lo que uno hace, e irritabilidad en el sentido de que nos enfadamos por cualquier cosa o a la mínima que alguien nos dice algo", agrega la experta. La especialista explica que "mientras se trabaja a un ritmo trepidante, los niveles de cortisol y adrenalina (las dos hormonas relacionadas con el estrés) son elevados. La adrenalina hace que el sistema inmunológico esté más fuerte y el cortisol actúa como antiinflamatorio, para que podamos aguantar largas jornadas".

"En cambio, cuando entramos en 'modo vacaciones' estos niveles de hormonas bajan, con lo que nuestro sistema inmunológico se deprime y podemos enfermar más fácilmente", advierte Saumell, que apunta que es más común que lo sufran "personas hiperexigentes o que se consideran imprescindibles".

Según la psicóloga, el estrés vacacional afecta "a personas para las que el trabajo lo es todo".

Resumiendo, cuando se encuentran de vacaciones, no saben hacer frente al tiempo libre, no saben cómo relajarse y disfrutar de él. De tener una agenda a tope y estar siempre pendientes del móvil y de los correos electrónicos, pasan a no tener nada de ello. Y cuando se queda sin su rutina de hábitos laborales y profesionales, se desestabilizan".

Según datos del último informe anual InfoJobs al que aludíamos, un 34 % de los trabajadores españoles cree (erróneamente) que son imprescindibles y nadie podrá sustituirles y, de hecho, el 8 % nunca se coge más de una semana seguida de vacaciones por temor a que el trabajo no salga adelante en su ausencia. "Cuando oigo que una persona, con nombre y apellidos, es imprescindible automáticamente pienso en que esa empresa tiene un problema de organización", comenta la consultora de recursos humanos y profesora de Economía y Empresa, Gina Aran. "Las personas son imprescindibles para que las empresas funcionen y crezcan, pero centrar eso en alguien concreto es un grave error. Lo realmente imprescindible es que el capital humano tenga recursos y esté organizado de forma que la empresa pueda adaptarse eficazmente a todos los cambios", según la profesora.

Los trabajadores con cargo de empleado se conectan durante las vacaciones a la oficina en el 45% de los casos; los mandos intermedios lo hacen en el 68%, y los cargos directivos, en el 84%". Muchos lo hacen motu proprio, pero para el 30% se debe a las exigencias de sus jefes, a quienes les parece lógico que los empleados estén conectados, aunque sea contraproducente.

"Los trabajadores rinden más si pueden descansar y desconectar unos días", apuntan expertos en recursos humanos, que aseguran que "el hecho de que los empleados sientan bienestar previene enfermedades psicológicas, del sistema nervioso, dolencias osteomusculares, daños en la vista o problemas de obesidad". En la misma línea de lo señalado, la conexión continua aún en tiempo vacacional está contraindicada.

"Desconectar es muy necesario para descansar y para seguir siendo productivos después. Recomiendo a todas las personas que estén de vacaciones que desconecten y experimenten otras cosas, que disfruten y se relajen", aseguró Gina Aran.

De todos modos, ante la existencia de diferentes tipos de trabajadores, la consultora de Emprea, añade: "Para aquellas que no puedan evitar consultar su teléfono inteligente, aconsejo que se obliguen a hacerlo solo un día a la semana y en una franja horaria concreta", concluye.

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