El Museo do Viño de Galicia abrió ayer sus puertas en Santo André de Camporredondo, Ribadavia, en una antigua rectoral donada a la Xunta por la Diócesis de Ourense y rehabilitada para convertirse en el escaparate de la viticultura gallega y centro de referencia para investigadores y estudiosos del mundo del vino, además de ser un foco de atracción de visitantes cada vez más interesados en el enoturismo.

La apertura de este museo se produce catorce años después de la recepción del inmueble por parte del gobierno autonómico y cuando han pasado tres décadas desde que en Ribadavia se empezó a hablar del proyecto. "Un parto difícil", dijo el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en el acto de inauguración celebrado ayer que contó con la asistencia de los conselleiros de Cultura y Medio Rural, Román Rodríguez y José González, y el presidente de Parlamento, Miguel Ángel Santalices.

El propio edificio en el que se emplaza este museo es singular por su arquitectura, ya que fue construido en el siglo XVIII como casa de priorato de San Martiño Pinario para la explotación vitícola, por lo que sus salas están diseñadas específicamente para dar cobertura a la elaboración, almacenamiento y distribución del vino hacia Compostela. Tras su abandono y expolio en el siglo XX, la rehabilitación se desarrolló en diferentes fases desde finales de los ochenta, primero por impulso municipal. La Xunta, que tomó las riendas en 2005, recordó ayer Feijóo, ha invertido 1,8 millones de euros en la reforma y puesta en marcha definitiva. 1,1 millones en la rehabilitación de la rectoral y 700.000 euros en el proyecto expositivo.