Andrea Camilleri ha muerto. El escritor italiano, uno de los máximos referentes a nivel global de la novela negra y creador de un personaje clave en la ficción policíaca del último cuarto de siglo, el comisario Montalbano, falleció ayer en el hospital del Santo Spirito, en Roma, donde permanecía ingresado desde el pasado 17 de junio a consecuencia de un paro cardíaco. Tenía 93 años.

Nacido en 1925 en la localidad siciliana de Porto Empedocle, la primera pasión de Camilleri fue el teatro. El italiano estudió Dirección en la Escuela de Arte Dramático "Silvio D'Amico" de Roma. Tras graduarse, en 1950, comenzó a trabajar como director y libretista, una faceta que alternaba con la escritura de cuentos. Su filiación comunista le impidió entrar a formar parte, en esos años, de la plantilla de la RAI (la compañía de radiodifusión pública italiana).

En 1958, Camilleri ingresó como profesor en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, y en las décadas siguientes escribiría y dirigiría algunas producciones para televisión. La publicación de su primera novela se haría esperar aún varios años: no fue hasta 1978, cuando Camilleri contaba ya 53 años, que vio la luz su primer título, "El curso de las cosas".

El éxito mundial no le llegaría hasta su sexta novela, "La forma del agua", publicada en 1994 y que sirvió de carta de presentación del personaje que le haría mundialmente famoso:_Salvo Montalbano, el comisario de la localidad imaginaria de Vigàta, en la provincia, igualmente inventada, de Montelusa. Uno y otro enclave no eran sino idealizaciones de Porto Empedocle y Agrigento, y estaban impregnados de un particular carácter siciliano que empapa toda la obra del escritor.

Montalbano, cuyo nombre es al tiempo un homenaje de Camilleri al escritor español Ricardo Vázquez-Montalbán (creador de otro personaje inmortal, el detective Pepe Carvalho), capitalizaría desde entonces la producción de un escritor que, a los 69 años, había alcanzado la madurez como narrador y un éxito inesperado. El comisario protagoniza un total de 27 novelas y cinco libros de relatos. La última aventura publicada de Montalbano, "Il cuoco dell'Alcyon", vio la luz este mismo año. Pero Camilleri se guardó un último título, "Riccardino", escrito en 2005 y que el escritor reservó para una publicación póstuma. Paradójicamente, desde que el autor italiano completó ese libro, que habrá de poner fin a la historia de Montalbano, han visto la luz 18 novelas protagonizadas por el comisario, el grueso del corpus del personaje.

Esta nutrida bibliografía y la fama de Montalbano propició que, en 1999, comenzase a emitirse por televisión una serie intermitente con las aventuras del comisario, apadrinada por el propio Camilleri. Con Luca Zingaretti encarnando al carismático personaje, la serie mantiene una envidiable longevidad: en febrero, se estrenaron las dos entregas que componen la décima tercera temporada.

Reconocido con numerosos premios (entre ellos el premio Pepe Carvalho de novela negra, que recibió en 2014), Camilleri mantuvo hasta el final el aprecio del gran público. Esa última novela, "Il cuoco dell'Alcyon", encabeza las listas de los libros más vendidos en Italia.

Pese a su avanzada edad y al temor, expresado por el escritor en numerosas entrevistas, a que el alzhéimer u otra enfermedad degenerativa nublasen su mente, Camilleri mantuvo la lucidez y una buena salud pese a haber pasado los noventa. Mantenía incluso su envidiable ritmo narrativo (con un promedio de más de una novela publicada al año en la última década). Pero el 17 de junio, su corazón se paró, en su casa de Roma. El escritor tuvo que ser sometido a reanimación y se le ingresó en el Santo Spirito, donde permanecía desde entonces. En los últimos días, su estado empeoró de manera notable y, finalmente, en la mañana de ayer se produjo su muerte.

El fallecimiento de Camilleri ha conmocionado a toda Italia, que pierde a uno de sus referentes literarios. Otro de los grandes autores del país, Roberto Saviano, autor de "Gomorra", sintetizó el sentir de la intelectualidad del país ante la pérdida de un gran autor que, además, nunca dejó de dar su opinión sobre la deriva social y política de Italia: "Adiós Andrea y gracias. Gracias maestro por haberte siempre puesto de un lado y no haber nunca buscado la cómoda neutralidad".