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Berna González Harbour: "Mi comisaria María Ruiz se ha hecho algo antisistema"

"Como en el cuadro de Goya, hemos vuelto al país que andaba a garrotazos"

La escritora y periodista Berna González Harbour. // Juan Plaza

Berna González Harbour (Santander, 1965) está presentando su novela "El sueño de la razón" (Destino). Es la cuarta entrega de su comisaria María Ruiz. Crímenes y Goya. La también periodista y subdirectora de "El País" bucea en la España actual. ¿Una repetición del fracaso ilustrado?

- Ángel de la Calle apunta que en sus novelas van cartografiando la España de los últimos años. ¿Responde a un plan?

-No era muy consciente de eso, la verdad, aunque mi obsesión ha sido siempre el retrato de la realidad. La novela negra refleja el choque entre el poderoso y el abusado. En la medida en que nos ha tocado esta época no he tenido más remedio que contar ese abuso: el mundo subterráneo que hay bajo los puentes y en los túneles de Madrid.

-¿Es también la mirada de una periodista con amplia experiencia que se ha dado cuenta de que la realidad española está mutando y no siempre a mejor?

-Sin duda. El trabajo del periodista es la búsqueda de las irregularidades que hay a nuestro alrededor: qué rechina en nuestra sociedad, qué va mal... Sin duda, esa mirada de periodista se habrá colado en las novelas.

-¿Cómo ha ido cambiando su comisaria con el tiempo?

-Era una policía plenamente integrada, pero se está volviendo un poco antisistema. Ha aparecido un jefe superior... En esta novela está expendientada, pero ocurre un crimen y como toda profesional de vocación se lanza a investigar.

-¿Por qué más antisistema?

-Confiaba en el sistema, en la policía, pero ha aparecido la corrupción. Ese jefe superior tiene sus propios delitos. Ella misma se ve expulsada del sistema. Su vocación y su voluntad de averiguar la pueden. Sigue luchando.

-¿Es posible una comisaria como María Ruiz en España?

-Creo que sí. Hay ya alguna comisaria, aunque la mayoría son hombres mayores. Las nuevas generaciones están más formadas.

-Javier Valenzuela sostiene que es imposible crear un buen detective de novela negra que sea funcionario, que lleve placa...

-Los hay que funcionan muy bien, como los guardias civiles de Lorenzo Silva. Es posible todo. Hay grandes protagonistas con placa y pistola, y otros que no. Creo en la libertad de los autores y de los lectores. En mi caso, se está yendo al antisistema.

-Toma la obra de Goya como fasilla de su novela. ¿El viaje intelectual que hizo Goya, desde la esperanza de la Ilustración a las sombras finales, es el de la España que va de 1982 a la última crisis?

-Es exacto. Es el paralelismo que está en el trasfondo de esta novela. Son los 35 años que van de "La pradera de San Isidro" a "La romería de San Isidro". Los mismos personajes han pasado del color ilustrado, del sueño de Europa, a la negritud, la pesadilla, y, de nuevo, el absolutismo. He querido hablar, sí, de la capacidad de autodestrucción que tenemos los españoles. En los ochenta teníamos ese deseo de modernidad, de mirar hacia Europa. Nos abríamos al mundo de manera exitosa porque lo valemos. Las fuerzas regresivas triunfan. El PP quita Madrid Central y cree que es un avance, como si celebraramos la vuelta de la malaria. Pero no sólo el PP; está ahí también el independentismo y el antiindependemtismo en una vuelta, de nuevo, a la caverna. Es otra vez el país del Goya a garrotazos. Hemos visto la capacidad que tenemos de enfrentarnos, cuando deberíamos estar luchando contra la precariedad, la exclusión...

-¿Cuándo empezó a convertirse en pesadilla el último sueño español de modernidad?

-Para mí, el punto de inflexión estuvo en el atentado del 11-M. De repente, el PP se lanza a crear una teoría de la conspiración y los medios de derechas van más allá y crean una realidad paralela. Creíamos que ya teníamos una democracia asegurada y algo se rompió. La derecha española no ha sabido abrazar en su plenitud la democracia y el resultado es Vox.

-¿Le preocupa Vox?

-Muchísimo. Que un partido pida listas del colectivo gay que puede cuidar a nuestros hijos... Bueno, así empezó el nazismo en Alemania, marcando las puertas de los judíos.

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