Desde que el malagueño Javier Castillo (1987) revolucionó Amazon, hace cinco años, con "El día que se perdió la cordura" (tuvo cuarenta y cinco mil descargas), este novelista que ama las redes sociales y fue antes un joven consultor de finanzas ha cumplido con la invitación estival de la "Semana negra" de Gijón. Uno de esos casos de éxito casi instantáneo, resultado de la más eficaz de las fórmulas: lo que escribe gusta a un montón de lectores.
Algunos se le acercan incluso en las ruedas de prensa para hacerle fotografías y solicitarle autógrafos. Sus gustos literarios van de García Márquez a Paul Auster, pasando por Stieg Larsson o Joël Dicker, según ha confesado en varias ocasiones.
Es la tercera vez que participa en la cita gijonesa. Llevó una novela nueva bajo el brazo: "Todo lo que sucedió con Miranda Huff", publicada al igual que las dos anteriores por Suma de Letras. Suele abarrotar las carpas del festival "semanero", como se vio en una comparecencia conducida por la también escritora Beatriz Rato. Define su última entrega como un puzle trabado a partir de tres voces narrativas, que localiza una vez más en Estados Unidos; en esta ocasión en Los Ángeles (Hollywood, el cine...), como antes en Boston. "El lector se convierte en un analista para ver cuál de esas voces dice la verdad", explica.
-¿Por qué en Los Ángeles?
-Los dos personajes principales son guionistas y la novela está impregnada de cine, así que el mejor lugar para su localización era Los Ángeles.
-¿Al situar sus tramas en EE UU busca la internacionalización de sus novelas?
-Lo hago por coherencia con lo que cuento. Si sitúo una trama en una ciudad como Gijón, tendré que dedicar mucho espacio a explicar cómo es. En cambio, si la acción ocurre en Nueva York todo el mundo tiene la imagen de la ciudad.
-Se le tiene por un autor mediático...
-Sé lo que quiero hacer: cuánto más acerco el proceso de escritura a la gente, mejor. Las redes sociales son parte de mi vida. Todos tenemos una vida personal, profesional, sexual y digital; pues bien, la digital también forma de mi manera de ver las cosas. Soy un autor de su generación que utiliza las redes sociales: es cierto que doy mucho, pero también recibo mucho a cambio. Antes escribías una novela y tardabas mucho en conocer la respuesta de tus lectores, ahora expresan esos sentimientos por las redes de manera instantánea.
-¿Cómo ha evolucionado el escritor Javier Castillo?
-"Miranda" es una novela distinta a las anteriores, en las que había mucha más acción. Esta última se centra más en los personajes y tiene mayor carga psicológica. Digamos que, cada una de las tres novelas, te da cosas distintas.
-¿Se siente, en ese sentido, más maduro como escritor?
-Estoy dispuesto a asumir más riesgos. Ahora puedo probar cosas distintas sin miedo a perder lectores. Y, digamos, que controlo mucho más los giros narrativos. Eso me anima a hacer cosas distintas, porque es imposible vender tres veces la misma novela. "Miranda" es mi novela favorita y la que más tiempo me ha llevado.
-¿Siente vértigo con cada nueva novela que escribe por el hecho de ser un superventas?
-Mi segunda novela ("El día que se perdió el amor") la tenía planificada, así que me puse con ella después del éxito de "El día que se perdió la cordura". Con "Miranda" sí he tenido un cierto vértigo inicial. Me dieron un buen consejo: "tu trabajo es escribir". Y es cierto, porque lo otro está siempre fuera de tu control. Hay muchos factores que son azarosos: desde que salgan a la vez que el tuyo libros de Follet o Grisham, a que no guste la portada del libro. La verdad es que he escrito esta tercera novela con mucha ilusión.
-¿Y la clave del éxito?
-Bueno, a toro pasado todo parece fácil cuando tienes un inicio rompedor y alguien lo resume en unas pocas palabras. Pero es difícil conseguir algo así. Cuando en el 2014 mandé la novela a Amazon, había 600.000 libros en esa plataforma. El éxito fue una mezcla de muchas cosas, pero al poco de salir el libro ya había gente que me decía: "Necesito leer más cosas tuyas". Yo abandonada mis lecturas si en la página cien no lograban engancharme; en las mías procuro que ese interés del lector pueda mantenerse, al menos, hasta la página veinte.
-¿Le gustaría que llevarán "Miranda" al cine?
-Sí, me gustaría, pero quiere ver primero cómo responden los lectores y si la gente acepta la novela.
-¿Se considera un escritor exclusivamente de género?
-Leo de todo y me gustan todos los géneros. Ahora bien, con el que más disfruto es con el de suspense o con la novela negra. Lo que hago es intentar la mezcla de distintos géneros, que es donde más cómodo me siento. En "Miranda" hay también, por ejemplo, una historia de amor moribundo. Y tiene incluso un punto feminista; también crítica social, aunque yo la definiría como un "thriller" de suspense que busca entretener.
-¿Cuánto tardó en escribir esta última novela?
-Cuatro meses en planificar la trama y otros nueve o diez en escribir la novela. De las mías, creo que es la novela más redonda por ese suspense psicológico.
-¿Está con algo nuevo?
-Estoy ya en otra cosa. Soy muy organizado y escribo unas ocho o nueve horas al día. Intento crear una trama que sea enigmática, sorprendente. Quiero que el lector encuentre el libro que a mí me gustaría leer.
