En lo que va de 2019 se han registrado 34 agresiones sexuales múltiples en España. Desde 2016 constan 115 casos. No hay registro oficial y esos datos han sido recopilados por el proyecto "Geoviolencia sexual", una plataforma digital que lucha contra la violencia contra las mujeres, documentando e informando. Ayer trascendió un nuevo episodio de violación múltiple, cuando un juez de Reus, en Tarragona, decretó prisión preventiva para otra "manada", tres jóvenes acusados de haber violado en grupo a una chica en un apartamento de Cambrils el pasado 24 de junio.

La víctima trabajaba en una discoteca del municipio vecino de Salou y al acabar su turno se fue con un grupo de conocidos al apartamento donde se produjo la agresión, según un auto hecho público por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Primero mantuvo relaciones consentidas con un chico y, posteriormente, intimó con otro, con quien fue a una habitación; una vez dentro, entró otro joven, de 21 años, que apagó la luz y dejó la estancia totalmente a oscuras. Allí la acosaron entre ambos, le quitaron la ropa y la agredieron sexualmente. A la agresión se sumó luego un tercer hombre, de 26 años. La mujer pidió reiteradamente que la dejaran y se quejó de que le hacían daño. Ante las súplicas de la joven, los dos primeros se fueron, pero el tercero continuó hasta que entró una amiga de la víctima en el dormitorio y la auxilió. Tras los hechos y según el auto judicial, "la denunciante se muestra llorosa, abatida, atemorizada y en estado de choque".

La directora del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos y presidenta de la Federación de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género, Mariti Pereira, lleva más de veinte años trabajando en ese ámbito y asegura que "casos de manadas ha habido más de los que se piensa".

Lo que ha cambiado es que la difusión en los medios de comunicación y por las redes sociales es mayor, y las víctimas no se avergüenzan de denunciar. Es llamativa la concentración de casos que se dio hace unos años, reconoce Pereira, pero lo más preocupante es, en su opinión, lo jóvenes que son los agresores, y también las víctimas.

Mariti Pereira cree que falla la educación afectivo sexual en la escuela y considera un error haber eliminado aquella asignatura de Educación para la Ciudadanía. Habla de "un dejar hacer", que conduce a excesos en el consumo de drogas -el alcohol entre ellas -, conductas agresivas y a "un culto a la masculinidad" mal entendida. "Algo no está bien, nos tenemos que poner las pilas. Estoy viendo malos tratos en adolescentes, de 14 y 15 años, y agresiones sexuales a niñas y niños", afirma.

"La sociedad no se puede permitir lo que estamos viendo, es una sociedad muy enferma: una violación cada seis horas, una mujer muerta cada dos o tres días, esa violencia en las fiestas -me miras mal y te pego una paliza-...", reflexiona.

La sexóloga Soraya Calvo entiende que las violaciones múltiples están relacionadas con "la forma de entender la sexualidad y el oscurantismo en torno a ella".

"Los espacios a los que acuden los jóvenes para informarse son los de más fácil acceso, internet y su contenido pornográfico. No tiene sentido prohibir la pornografía, pero se consume sin sentido crítico", argumenta.

"Faltan contenidos en el currículum educativo, sigue siendo un tabú, sin entender que la sexualidad no tiene que ver con la moralidad y que se puede hacer educación sexual desde la moralidad católica si se quiere", añade.

Calvo no es optimista, se pone en lo peor: "Va a ir a más: esta es una sociedad machista, que va a seguir así mucho tiempo, solo hay que ver los anuncios, las series, las canciones. Educar a las nuevas generaciones es la manera de romper el patriarcado".