El ciberestafador más buscado en España era un joven leonés de 23 años que residía en hoteles para evitar su detención y que, para mantener el férreo control sobre la organización que lideraba, suplantó a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la unidad policial que lo detuvo cuando precisamente desde un hotel en Madrid preparaba una estafa de un millón de euros coincidiendo con el próximo BlackFriday en noviembre. Sobre el cerebro de la considerada como la mayor organización dedicada a las estafas a través de ventas de productos tecnológicos en Internet recaían más de 25 requisitorias judiciales de detención. Llegó a tener ingresos de 300.000 euros al mes. El arresto de JAF lo llevaron a cabo en un céntrico hotel de Madrid agentes de la Unidad de Delitos Telemáticos de la UCO en el marco de la "operación Lupin" de la que ayer dio cuenta también la Policía Nacional, que cifró en al menos 2.400 el número de estafados a través de web fraudulentas.

En la mayoría de los casos se trataba de compras fallidas de productos electrónicos como teléfonos móviles y videoconsolas, aunque en verano el ciberestafador también ofertaba aires acondicionados o gasóleo de calefacción en invierno. Lo hacía a través de web que utilizaban el logo de otras fiables para conseguir el engaño a través de transfererncias bancarias y, en algunos casos, el posterior robo y vaciado de cuentas de las víctimas. La UCO ha activado una página web para canalizar todas las denuncias de los afectados.

Junto al cerebro de la organización dedicada a la ciberestefa también ha sido detenido el informático responsable de toda la infraestructura de páginas web, en algunos casos operativas sólo durante días y bien posicionadas en buscadores de Internet, y el que se encargaba de las "mulas" que habrían las cuentas corrientes desde la que se canalizaban las transferencias bancarias, todo ello controlado por JAF. Los tres han ingresado en prisión sin fianza por orden del Juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Requena.

De perfil violento, el cabecilla no dudó en hacerse pasar por la propia UCO y la Audiencia Nacional para amedrentar a un colaborador del que sospechaba que se había quedado con dinero de una estafa o incluso llegó a pagar a terceros para que le pegaran una palilza a uno de estos subordinados. Los investigadores han comprobado que en múltiples ocasiones captaban a sus víctimas directamente en portales de compra-venta online para dirigirlas a sus propias web fraudulentas.