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Día del Orgullo LGTBI

"Me siento orgullosa de haber salido del armario con 60 años"

Lorenza Machín, de 73 años, descubrió su sexualidad después de un matrimonio de más de 40: "Mi vida con mayúsculas ha sido el después"

Machín a la derecha, junto a su pareja.

Hay historias que más allá de ser sorprendentes llegan a mostrar la calidad humana de ciertas personas. Sin romanticismos al más puro estilo factoría Disney, sin florituras ni canciones románticas, la vida de Lorenza Machín, canaria de 73 años, traspasa todos los límites de la valentía y el orgullo. Porque de esto último va este testimonio. Machín descubrió con 60 años que le gustaban las mujeres tras haber estado casada con un hombre 44 y haber tenido dos hijos. Y sí, lo descubrió. Porque hasta entonces había tenido muy pocas señales de que eran ellas a las que quería amar. Tras una relación heterosexual que empezó cuando tan solo contaba con 14 años de edad, esta vecina de Puerto del Rosario se encontró de pleno con "la niñita que tenía en mi interior".

"Yo no decidí salir del armario. Mi caso es un poco especial. Hay muchas mujeres de mi edad casadas que se dan cuenta que quieren a un mujer y no se atreven a dar el paso y viven una doble vida con eso oculto. Mi caso es que estuve 44 años con un hombre y no me di cuenta de nada hasta que me divorcié. Una niña dentro de mí estaba clamando a gritos que la dejaran salir", cuenta Machín desde el otro lado de la línea telefónica con naturalidad y dulzura. "Al año del divorcio se me cruzaron unos ojitos de mujer, hubo unas cuantas palabras y un aceleramiento del corazón, rápido, rápido y un cosquilleo... y un mirar hacia la luna que entonces estaba más bella. Ahí me di cuenta de que en mi puñetera vida había sentido eso y no había estado nunca enamorada", añade.

Su caso no es una excepción. Decenas de personas de avanzada edad se encuentran atrapados en una vida que nos les corresponde por haber decidido seguir con lo establecido. De ahí que el lema del Día del Orgullo LGTBI de este año sea 'Mayores sin armarios', porque "las personas mayores LGTB, son un colectivo vulnerable y abandonado por las sociedad mayoritaria y por el propio colectivo, encontrándose en la actualidad sin recursos específicos que puedan paliar el deterioro, la soledad y su situación de dependencia", aseveran desde la fundación Veintiséis de Diciembre, que trabaja con ellos y que además agrega que "en la actualidad, hay gente LGTB que por su edad se encuentra indefensa y desprotegida ante una sociedad que le ha invisibilizado. Personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales que por ser mayores han perdido injustamente el derecho a vivir su identidad y su sexualidad con dignidad".

Machín asegura que toda su vida ha sido "reivindicativa".

"Salía a la calle y agarraba de la mano a mi pareja.Yo amo a un ser humano, no a un hombre o una mujer", concreta la canaria

Al igual que esta agrupación, Machín y su pareja son parte activa de esta visibilización dando su testimonio, compartiendo fotos de su vida juntas en redes sociales o incluso paseando de la mano sin temor al qué dirán. "Yo siempre he sido muy reivindicativa. Salía a la calle por los derechos de los trabajadores, de las mujeres... también del colectivo LGTBI, el derecho de que no se marque a cualquier ser humano por lo que tiene entre las piernas. Somos humanos y punto. Salía y hacía cosas para esto, pero sin pensar que yo estaba defendiendo mi propia realidad. Después de descubrir esto caí en la cuenta de que unos años antes me había pasado algo extraño con una señora. Yo trabajo de auxiliar de enfermería y ella venía a visitar a un paciente. Durante seis días me trató con tanta amabilidad, me saludaba de un modo especial, venía cuando sabía que estaba trabajando... hasta que salió un día llorando y nos abrazamos y me empezó a decir cosas y yo me quedé pensativa. Lo deseché y eso que le comenté a mi marido que casi se quedaba sin mujer", explica para añadir "sin embargo, no sabía las razones por las que me pasaba todo eso".

Verdadera realidad

Muy pocas señales durante toda una vida en la que conformó una familia con dos hijos y ahora un nieto y que desde el primer momento se han sentido orgullosos de ella. "Cuando me di cuenta de lo que me pasaba se lo dije y me apoyaron. Tampoco es que mandara una nota de prensa. Yo salía a la calle y agarraba de la mano a mi pareja sin problema. Ella, que siempre había sabido su condición, incluso me preguntaba si no me importaba. Yo amo a un ser humano, no a un hombre o una mujer", sentencia la canaria. "Había estado más de 40 años al lado de un hombre, nos acostumbramos como compañeros y amigos, pero esto era totalmente diferente a lo que yo siento cuando me enamoro de una mujer. Mi vida con este hombre había sido un antes y mi vida con mayúsculas había sido el después".

Machín y su pareja se casarán pronto.

Pero Machín, a punto de casarse con su actual pareja, con la que está desde el año 2017, no ve el vaso medio vacío ante su vida, sino que se siente orgullosa de todo lo realizado. "Lo mejor que me ha pasado en estos últimos quince años ha sido haber descubierto mi verdadera realidad y haberlo vivido al máximo sin dar la espalda a lo que soy. Es de lo que más orgullosa me siento. Primero he dado la cara para defenderme a mí misma y también para los que vienen detrás", afirma.

"Partidos como Vox son unos genocidas que dicen barbaridades. Si las dicen pueden comerterlas", asevera Machín

Y si tiene que hablar del estado del colectivo en la actualidad lo tiene más que claro. "Se ha avanzado mucho pero aun queda muchísimo por hacer. No hay que dar la espalda a las realidades, ya que siguen existiendo agresiones a gente por besarse por la calle. Tampoco a las personas trans, que no tienen la culpa de haber nacido con un cuerpo equivocado. Todo el mundo tiene derecho a realizar sus sueños y nadie debería dañar a los demás".

Y al hacer referencia a partidos como Vox no tiene pelos en la lengua. "Dan miedo, siempre pienso que si me pasa algo a mí he tenido lo que tenía que vivir, pero siento temor por los jóvenes que están empezando. Este tipo de partidos son unos genocidas que dicen barbaridades. Si las dicen pueden comerterlas. Se acercan al franquismo", sentencia para añadir que "el día que tú no me llames para entrevistarme será la señal de que por fin todos somos iguales. No nos tienen que marcar ni señalar". Aunque esto no es óbice para que Machín siga perserverando en su afán por demostrar que las personas, tal como indica el sustantivo, personas son, más allá de su género o condición. "Si yo no hago surcos en la tierra mis hijos no podrán plantar semillas", finaliza.

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