Estaba abocado a un ingreso hospitalario "con carácter forzoso", acordado por un juez. Un hombre de 36 años, nacido en República Dominicana y con residencia en Ourense, fue diagnosticado en mayo de 2018 de tuberculosis pero no cumplió con el tratamiento. Por el riesgo para la salud pública ante un posible contagio -una persona con tuberculosis puede traspasar la enfermedad a entre 10 y 15 si no se trata-, el magistrado del Contencioso-Administrativo 2, José Andrés Verdeja, ordenaba su ingreso terapéutico obligatorio. El hombre acudió voluntariamente a primera hora de ayer al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), tras ponerse, previamente, el martes, en contacto con la Unidad de Tuberculosis (UTB), al saber que lo estaban buscando. El cartel policial de la comisaría de Ourense con su orden de búsqueda corrió como la pólvora por la rede de mensajería Whatsapp.

El auto del juez, de fecha 14 de junio de 2019, ordenaba la hospitalización en el CHUO, o en el centro hospitalario que se considere más adecuado dentro de la provincia, bajo custodia y medidas que impidan la huida. El objetivo es que se le aplique "la medida sanitaria correspondiente hasta que deje de representar un riesgo para la salud pública". El magistrado ratificó, a petición de la Xunta, la medida propuesta por la autoridad sanitaria.

La enfermedad, según consta en el auto, le fue diagnosticada hace más de un año, en mayo de 2018. Desde entonces, "no cumplió con el tratamiento ni las obligatorias citas para la administración del medicamento, lo que obligaba a reinstaurarlo hasta que volvía a interrumpirlo". Tras desaparecer, el paciente volvió a acudir a finales de agosto de 2018 al centro hospitalario, donde se reinició el tratamiento, pero dejó de presentarse a las asistencias programadas escasos días después.

El magistrado indica en la resolución que "hace poco más de un mes" el paciente reapareció "con síntomas de encontrarse en una fase muy contagiosa, advirtiéndole en tal momento de la importancia de cumplir el tratamiento, incumpliéndolo una vez más y no siendo posible localizarlo". Nunca es inferior a 6 meses y requiere pastillas diarias, sin interrrupción. Salvo complicaciones, no exige ingreso. Al hombre, ahora, no le queda más remedio.

Antes de que el paciente se presentara voluntariamente ayer, doce días antes la autoridad judicial aprobaba la adopción de medidas necesarias "para garantizar la retención física del paciente y el sometimiento a tratamiento médico forzoso", debiendo coordinarse las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de acuerdo a su protocolo de actuación, con el facultativo encargado del tratamiento para determinar las medidas de confinamiento y sujeción "necesarias, suficientes y proporcionales", así como, de ser procedente, que exista vigilancia por agentes. Una vez concluido el tratamiento ha de remitirse al juzgado un informe detallado con las incidencias que hubiesen ocurrido.

En la circular de la comisaría de Policía Nacional de Ourense que circuló por Whatsapp, se recomendaba a los agentes que "lleven mascarilla y que también se la pongan al paciente, al padecer enfermedad respiratoria de carácter contagioso (tuberculosis pulmonar bacilífera), transmisible por vía área de persona a persona al hablar, toser o estornudar la persona enferma". La comisaría prevenía a sus agentes de que "el paciente se encuentra en la actualidad en una fase muy contagiosa de su enfermedad". Finalmente, el enfermo ingresa en el hospital de forma voluntaria, sin que los policías llegaran a dar con él desde la orden judicial.