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Armaquedón

Fatigosa e insípida vuelta de tuerca de los hombres de negro que cazan extraterrestres

Chris Hemsworth y Tessa Thompson.

Es una jugada extraña, la verdad sea dicha. Sustituyes a un tipo gracioso como Will Smith por un Chris Hemsworth en plan quedón, y al rocoso Tommy Lee Jones por la antaño musa indie Tessa Thompson heredando parte de su carácter arisco. E introduces unos cambios de género (la novata es mujer) y genes. Y te las das de cosmopolita con un par de localizaciones internacionales (París y Marruecos, totalmente desaprovechadas). Y ahí se acaban las novedades de esta fatigosa e insípida vuelta de tuerca a los hombres de negro que cazan extraterrestres feos, viscosos y tontorrones. El guion no costó mucho esfuerzo, no se vayan a estresar los espectadores con demasiadas complicaciones.

Se supone que debe haber cierta tensión sexual entre la nueva pareja de agentes, pero ni está ni se la espera, y no por culpa de ella, buena actriz, ni por empeño de él, que nos cae bien y sabe reírse de sí mismo incluso haciendo de Thor. Es difícil lidiar con frases tan insípidas, chistes tan rudimentarios, situaciones tan previsibles. Ni siquiera hay un esmero en darle algún giro que sacuda el cotarro. ¿Otro caso de infiltración? Por favor, no. Y, encima, sabes quién es el impostor desde el principio así que solo queda esperar a que se desvele el "enigma" para encogerte de hombros. Ya lo decía yo. Para meter algo de comicidad extra a la función se ficha a una especie de mascota listilla de tamaño mínimo, quizá buscando el efecto tierno a lo gremlins. Y lo cierto es que su presencia casi resulta a veces graciosa.

Escasa de acción, este fallido intento de revitalizar la franquicia apenas sale del letargo con las apariciones sarcásticas de Liam Neeson y Emma Thompson, alguna escena donde lucir músculo digital (un descenso espídico por la torre Eiffel, una batallita en las calles, un vuelo en moto ultraveloz que recuerda a otro de Aladdin, con desenlace similar) y las apariciones de una pareja de bichos duros de matar. Cómo se echa de menos la mano jocosa de Barry Sonnenfeld, que no es un genio pero a veces le mete buenos meneos a la chusca historia.

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