El asma continúa ampliando su sombra y esta, si no hay giros de rumbo importantes, seguirá creciendo en los próximos años de forma paralela al cambio climático. La alerta se lanza estos días en el Congreso de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) que se desarrolla en Compostela. Allí, el neumólogo Xavier Muñoz subraya que varios estudios epidemiológicos apuntan que contaminación y cambio climático van de la mano a la hora de incrementar la incidencia del asma en niños pequeños.

"Han estudiado a niños de uno a cuatro años expuestos a los contaminantes y han visto que cuando llegan a la adolescencia, dependiendo del grado de contaminación al que fueron expuestos, pueden tener dos, tres o cuatro veces más asma que, hasta los cuatro años, no habían estado expuestos", explica Muñoz.

Precisamente, hoy, la doctora María Jesús Cruz Carmona tratará el tema en el congreso en la sesión "Asma y cambio climático". Como adelanto, a través de la SEPAR, esta facultativa señala que "hemos reproducido en ratones de laboratorio lo que ocurre en el epitelio bronquial cuando está dañado por la exposición a las partículas diésel y hemos visto que se produce una doble activación de los linfocitos TH2 -relacionados con un proceso alérgico- y de los linfocitos TH17, que producen una inflamación no alérgica".

Cruz Carmona entiende que "estas partículas podrían ser generadoras de la enfermedad del asma por esta doble activación en niños con una predisposición genética, expuestos de forma continua al aire contaminado, respecto a aquellos que viven en zonas rurales y que tienen una base alérgica".

Muñoz explica que los experimentos en laboratorio han "evidenciado que las partículas en suspensión en la contaminación ambiental interactúan con las células y hacen que estas respondan generando asma".

El doctor indica que esas partículas proceden sobre todo de los combustible diésel emitidos por vehículos, industrias e incluso por los cruceros.

Reflexionando sobre cómo invertir esta situación, apunta Xavier Muñoz sin duda a la implementación de determinadas políticas que frenen el cambio climático.

Reconoce que "es difícil porque son políticas a nivel global mundial. Sin embargo, a nivel local, se pueden ejecutar políticas para una utilización sensata de las fuentes energéticas para conseguir que haya menos asma y que los individuos que la padezcan no estén peor".

Como medidas, indica el promover el coche eléctrico, instalar e impulsar el uso de puntos eléctricos para cruceros cuando atraquen en ciudades portuarias y utilizar más fuentes naturales.

Preguntado Muñoz por si los casos de asma se dispararán en los próximos años, responde que "lo estamos viendo ya, aunque actualmente, más por la contaminación. Como la contaminación y el cambio climático van paralelos, en las ciudades, el aumento de temperaturas perpetúa más los contaminantes ambientales facilitando que estos no se dispersen".

Añade que, en los días de mayor contaminación, se registra un mayor número de pacientes en urgencias con asma, EPOC, al tiempo que también crecen en esas jornadas las cifras de ictus, embolias cerebrales e infartos de miocardio.