--El cáncer microcítico al que se dirige este fármaco es muy agresivo, de difícil tratamiento. ¿Qué mejoras aportaría la lurbinectedina?

-Es una enfermedad difícil. En los últimos años hemos conseguido mejorar muchos tratamientos contra el cáncer de pulmón, pero en otros subtipos como este, no. En concreto, para el tratamiento de segunda línea solo se ha aprobado un fármaco en los últimos 20 años, que es efectivo en la enfermedad sensible, no en la resistente.

-¿Cree que son suficientes las leyes contra el tabaco que se desarrollan actualmente?

-La mejor manera de disminuir el sufrimiento por cáncer de pulmón es evitándolo. En ese caso, este es el tumor más fácil de evitar porque si evitásemos el tabaco probablemente eliminaríamos el 85% de la mortalidad por cáncer de pulmón. En España sabemos que las dos cosas que más funcionan para dejar de fumar son aumentar el precio del tabaco y la prohibición o restricción de los lugares para el consumo. Es desafortunado que en España el cumplimiento de las leyes y normativas sea laxo. De hecho, algunos estudios recientes sugieren que la tasa de tabaquismo está subiendo. Si usted va por los bares en muchas ciudades españolas en los que no se puede fumar verá que, con la connivencia de los ayuntamientos, han hecho otro bar fuera, donde está todo el mundo fumando. Las terrazas.

-¿Qué propone?

-Tenemos que educar a nuestros hijos y tratar de prevenirlo, pero también medidas. Es particularmente relevante ayudar a los pacientes que fuman, para que puedan dejarlo. Hay cosas que aún no hemos hecho: mejorar el apoyo y la atención psicológica o el apoyo farmacológico, que no está subvencionado en nuestro país. Curiosamente, aún seguimos viendo al fumador como un vicioso y no como un adicto al que hay que ayudar, como ocurre con otras patologías.

-Vuelca sus esfuerzos en la lucha sin descanso contra el cáncer de pulmón. ¿Cuál sería el objetivo alcanzado por el que diría: misión cumplida?.

-Esto no va llegar nunca, por mucho que hagamos. Yo, sinceramente, he tenido una contribución muy humilde a la investigación del cáncer de pulmón. Es poco significante por la gente que cada año muere: 1,8 millones de personas por cáncer de pulmón. Es un reto sanitario enorme y tenemos que seguir peleando para conseguir mejorar estos resultados. Que se apoye la investigación en este contexto clínico; solo la investigación nos va a sacar de este atolladero.