El parque de Castrelos se convirtió ayer en el centro neurálgico del voluntariado diocesano, que se reunió en torno al lema: "Mar de esperanza. Remando a favor de las personas" y que puso el foco en el drama de la migración, una realidad que María del Carmen Castro conoce de primera mano, ya que sus padres emigraron a Venezuela siendo ella un bebé y, aunque su madre y ella regresaron, su padre se quedó en el país latinoamericano hasta que se jubiló.

"Mi padre vino a morir a Galicia -comentó ayer esta voluntaria viguesa-. Emigrar es muy duro, por eso creo que tenemos la obligación moral de acoger a quienes emigran y nos eligen como destino". En similares términos se expresó Visitación Barciela, de la parroquia María Auxiliadora de Vigo, quien se sumó al cuerpo de voluntarios de la ONG católica hace diez años. "Quería echar una mano a los demás. Me parece una obligación ayudar a las personas que lo necesitan", manifestó.

Más de 500 voluntarios, procedentes de las cinco diócesis de Galicia, participaron en el XII Encuentro del Voluntariado de Cáritas en Galicia, entre los que no faltaron los directores diocesanos. Francisco Fernández, director de Cáritas Interparroquial de Arousa, aseveró que el voluntariado diocesano tiene relevo. "Cada vez vienen más personas jóvenes a apuntarse como voluntarias", dijo. Una experiencia que todos los voluntarios de Cáritas recomiendan. "Con el voluntariado recibes más de lo que das. Ayudar a alguien es muy satisfactorio", comentó Fernández, que llegó a la entidad como voluntario del comedor social hace quince años.

Pilar Farjas, exconselleira de Sanidade, es voluntaria de Cáritas desde hace veinte años, en la parroquia de Santa Margarita en A Coruña, y actualmente es la directora de Cáritas Interparroquial de A Coruña y Arteixo. Para ella, el voluntariado es una de las caras del servicio público muy gratificante. "El voluntariado es siempre un entorno de humanidad con unas cualidades adicionales y luego está la realización personal por la labor que desempeñas", explicó Farjas.

Para José López, de la parroquia de Santiago de las Caldas de Ourense, el voluntariado es una experiencia enriquecedora. "Tratar con personas que tienen problemas te enriquece como persona", afirmó. En este sentido, Mª Rosa González, de Carballiño, añadió que te hace ver la vida de otra manera. "Hay mucha gente que lo está pasando muy mal y te das cuenta de que eres una privilegiada", dijo.

Cáritas desarrollan numerosos programas de acción social, dirigidos a colectivos vulnerables, como familias en riesgo de exclusión social y personas mayores que viven solas, a quienes se les presta un servicio de acompañamiento.

Entre las actividades del encuentro de Castrelos, estuvo la misa que presidió el obispo de la diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, quien animó a los voluntarios a "continuar remando" en favor de las personas. "Este encuentro se desarrolla con el lema 'Mar de esperanza' y en Galicia sabemos lo que significa el mar y que en el mar o remas o te hundes. Y nosotros, como sociedad, también tenemos que remar. ¿Y cómo? ¿Egoístamente pensando en nosotros? No. Cáritas tiene que tenerlo muy claro: remamos a favor de las peronas", aseveró.

También el director de Cáritas Interparroquial Tui-Vigo, Gonzalo Davila, abogó por remar en favor de las personas y dijo que Cáritas ha de ser "un lugar de esperanza" para todos.