"Las espías españolas dicen que las mafias rusas son más peligrosas que los terroristas. Son capaces de las mayores atrocidades". La aseveración la realizó ayer la periodista y escritora gallega Pilar Cernuda en Club FARO durante la charla-coloquio "Quiénes son las espías españolas".

Presentada por Lucía Trillo, periodista, Cernuda presentó su último libro, "No sabes nada de mí" (La Esfera de los Libros) y explicó que una de las mayores expertas en el mundo sobre mafia rusa es una mujer española.

En el coloquio, habló también de una de las primeras espías procedente de España y que "trabajó para los soviéticos. La tienen como un héroe nacional; fue espía de los soviéticos", África de las Heras.

De esta pionera, habla en su libro donde explica que África de las Heras tuvo una vida "convulsa y apasionante" sin que haya certeza total de su biografía, ni siquiera de que realmente ese fuese su nombre.

Lo que sí se sabe es que fue agente del NKVD -Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de Rusia- además de agente del KGB, la agencia secreta de inteligencia rusa que crearon los soviéticos en 1954. En "No sabes nada de mí", Cernuda apunta que "esta mujer es prácticamente desconocida en España y sin embargo merecería más guiones cinematográficos y libros que la famosísima Mata Hari".

Los informes que enviaba a Moscú llevaban el nombre de Patria. Esa palabra en español aparece en su lápida en Moscú donde también figura su rostro grabado en la lápida además de "coronel África de las Heras 1909-1988". Al parecer, pasó al KGB informes a través de la radio sobre los movimientos de Trotsky, que había caído en desgracia por un enfrentamiento con Stalin que le acabaría costando la vida al primero mediante una purga.

En el libro, también hay espacio para una espía gallega Araceli González Carballo, otra "gran desconocida", mujer de Juan Pujol, Garbo, el hombre que convenció "a los alemanes de que el desembarco aliado que inició el fin de la II Guerra Mundial se iba a producir en Calais, no en Normandía como realmente fue, y en una fecha posterior a la real" lo que facilitó el avance de las tropas aliadas en el Día D del desembarco.

Tras estas pioneras, las actuales espías -contó Cernuda en Club FARO- fueron reclutadas a raíz de que en 1983 el antiguo CESID, Centro Superior de Información de la Defensa, dejara entrar a mujeres en misiones de inteligencia o contrainteligencia, algo que -hasta ese momento- estaba reservado a militares hombres. Además, lo hicieron en "igualdad de condiciones" lo que provocó en los primeros momentos "reticencias" de algunos compañeros militares que se oponían a la entrada de civiles en el sistema así como de mujeres. Algunos, incluso, abandonaron el CESID por disconformidad.

La periodista explicó que la persona que hizo posible ese cambio de mentalidad fue Emilio Alonso Manglano, director del CESID entonces. Para ella, Manglano fue "un hombre fuera de serie", "clave" en el 23F en favor de la democracia.

Cernuda destacó que, desde entonces, las mujeres han sido claves en operaciones como la liberación de españoles secuestrados por el yijadismo. "Estas mujeres arriesgan la vida por nosotros", añadió.

En su libro, recoge testimonios obtenidos a partir de 40 entrevistas a espías hombres y mujeres, pesando estas más en el total.

Preguntada acerca de el móvil de estas personas a formar parte del servicio de inteligencia, indicó que lo que les mueve es el "patriotismo puro, una palabra completamente devaluada hoy". Ese amor por la patria pesa en personas que "arriesgan su vida física" pero también la social ya que deben prácticamente renunciar a su vida social para confinarse a un aislamiento que impida a su familia, amigos y vecinos saber de qué trabajan realmente.

En cuanto a a visión de las mujeres espías como posibles Mata Hari -figura icónica de la fémina que utiliza sus encantos para conseguir información-, recalcó que desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), heredero del CESID, "les repugna la imagen de una mujer que seduce sexualmente para conseguir información".

En general, las mujeres que ahora trabajan en el servicio de inteligencia son expertas en determinados campos, como el informático, por ejemplo, o personas que consiguen obtener información o marcar a otras personas en operaciones con el fin de desarticular organizaciones, explicó Pilar Cernuda.