Varios objetos extraños, a una altura de 30.000 pies (unos 10.000 metros) y a nivel del mar. Dichos objetos alcanzaban velocidades hipersónicas (superiores a 5 veces la velocidad del sonido), pero no tenían ningún motor visible ni dejaban ninguna estela de humo ni de ningún tipo. Este es el relato de pilotos de la Marina de Estados Unidos publicado el pasado domingo por "The New York Times", que en su edición digital enlazó un vídeo grabado por los pilotos en el que se ve uno de esos objetos rotando en el cielo y después moviéndose sobre el mar a una enorme velocidad. Se desconoce el origen de estos objetos.

Ryan Graves, piloto de un caza F/A-18 Super Hornet, y que comunicó sus avistamientos al Pentágono y al Congreso de EE UU, explicó que esos objetos se mantenían volando durante demasiado tiempo para la altísima velocidad que alcanzaban. "Mantener una aeronave en el aire requiere una gran cantidad de energía -apuntó a los periodistas-. Con las velocidades que observamos, 12 horas en el aire son 11 horas más de lo que cabría esperar".

A finales de 2014, un piloto de Super Hornet casi choca con uno de los objetos, y algunos de estos encuentros fueron grabados por la cámara de uno de los aviones, que muestra un objeto volando sobre las olas a una enorme velocidad. "¡Guau!, ¿qué es eso, tío? ¡Mira cómo vuela!", exclama uno de los pilotos en la grabación que ha publicado "The New York Times". Los encuentros fueron grabados entre las costas de Virginia y Florida por cazas asignados al portaaviones Theodore Roosevelt.

En el Departamento de Defensa advierten que nadie afirma que estos objetos sean de naturaleza, y los expertos subrayan que generalmente se encuentran explicaciones terrenales para estos extraños encuentros. De momento, los militares estadounidenses los llaman "fenómenos aéreos inexplicados".

El teniente Graves y otros cuatro pilotos rechazan especular sobre la procedencia de los objetos. Solo apuntan a que sus acelerones hacia velocidades hipersónicas, sus giros instantáneos y paradas bruscas superan los límites de la resistencia del cuerpo humano. "La velocidad no te mata -precisa Ryan Graves-. Parar de repente o acelerar, sí".