Las personas con síntomas de ansiedad podrían experimentar mejoría tratando sus baceterias intestinales mediante alimentos y suplementos probióticos y no probióticos, según sugiere una revisión de estudios publicada en la revista "General Psychiatry". Los síntomas de ansiedad son comunes en personas con enfermedades mentales, con una variedad de trastornos físicos, especialmente en trastornos relacionados con el estrés.

Cada vez más, la investigación ha indicado que la microbiota intestinal (los millones de microorganismos en el intestino que realizan funciones importantes en el sistema inmunológico y el metabolismo al proporcionar mediadores inflamatorios esenciales, nutrientes y vitaminas) puede ayudar a regular la función cerebral a través del llamado "eje intestino-cerebro".

Investigaciones recientes también sugieren que los trastornos mentales podrían tratarse regulando la microbiota intestinal, pero no hay pruebas específicas que lo respalden. Por ello, un equipo de investigadores del Centro de Salud Mental de Shanghái en la Escuela de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, se dispuso a buscar pruebas que respaldaran la mejora de los síntomas de ansiedad al regular la microbiota intestinal.

Para ello revisaron 21 estudios que habían analizado en total a 1.503 personas. De esos estudios, 14 eligieron los probióticos como intervenciones para regular la microbiota intestinal (IRIF), y siete eligieron métodos no probióticos, como el ajuste de las dietas diarias.

Los probióticos son organismos vivos que se encuentran en algunos alimentos que también se conocen como bacterias "buenas" o "amigables" porque combaten las bacterias dañinas y evitan que se asienten en el intestino.

"Hay dos tipos de intervenciones (intervenciones probióticas y no probióticas) para regular la microbiota intestinal, y debe destacarse que las intervenciones no probióticas fueron más efectivas que las intervenciones probióticas, pero necesitan más estudios para aclarar esta conclusión ya que todavía no se puede ejecutar el metanálisis hasta ahora", puntualizan.

Los autores creen que una razón por la que las intervenciones no probióticas fueron significativamente más efectivas que las intervenciones probióticas probablemente se deba al hecho de que el cambio de dieta (una fuente de energía diversa) podría tener un mayor impacto en el crecimiento de bacterias intestinales que la introducción de tipos específicos de bacterias en un suplemento probiótico.