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Multa millonaria a la compañía propiedad de Bayer

Glifosato, entre la alarma y la ciencia

La condena a Monsanto a pagar 1.800 millones de euros a dos enfermos de cáncer reabre el debate sobre el polémico herbicida - Científicos recalcan que no tiene toxicidad apreciable

Un operario aplica herbicida en una acera. // Miguel Muñiz

Un jurado popular de Oakland (California, EE UU) ha condenado a Monsanto, compañía propiedad de Bayer, a pagar cerca de 1.800 millones de euros a una pareja de ancianos al considerar que un herbicida a base de glifosato les causó cáncer. No es la primera vez que ocurre: en agosto del pasado año, un tribunal de San Francisco (Estados Unidos), declaró que Monsanto debía pagar 236 millones de euros a un jardinero que sufría un cáncer terminal debido a que no informó adecuadamente de que el glifosato es cancerígeno. Sin embargo, más de 1.900 estudios científicos apuntan que el glifosato, que está permitido en la Unión Europea, es seguro. Su toxicidad es menor que la de la cafeína, el paracetamol y la aspirina.

Uno de los científicos que con más claridad ha escrito sobre este asunto es la química y divulgadora gallega Déborah García Bello, que ya en octubre de 2017 escribió un artículo en la web "Cultura Científica" con el título de "Prohibir los herbicidas con glifosato es anteponer la ideología a la evidencia científica".

García Bello explica que el glifosato inhibe la ruta de biosíntesis de algunos aminoácidos esenciales para la vida de la planta, y que dicha ruta no existe en seres humanos y demás animales. "Al ser una ruta exclusiva de las plantas, no tiene toxicidad apreciable en animales", sostiene.

Además, esta sustancia química, empleada desde hace más de 40 años, tiene una vida media de solo 22 días antes de biodegradarse, por lo que es muy difícil que deje efectos acumulativos en el organismo.

La polémica procede de las conclusiones aparentemente diferentes a las que llegaron hace cuatro años dos organismos oficiales: la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)

La EFSA publicó un metaestudio que tuvo en cuenta más de 1.500 estudios científicos sobre el glifosato. La conclusión fue que no hay evidencia científica de que el glifosato sea tóxico o potencialmente cancerígeno.

Sin embargo, la IARC incluyó el pesticida en el grupo 2A, es decir, como "probable cancerígeno". García Bello explica que esta lista del IARC "se elabora según el nivel de evidencia que existe y no sobre los efectos o riesgos que tienen las sustancias. En esa misma categoría figura, por ejemplo, trabajar en una peluquería, en una freiduría, el consumo de hierba mate caliente o de carne roja. Ninguna de estas actividades se ha prohibido, precisamente porque no suponen un riesgo potencial", subraya.

La bióloga y divulgadora gallega concluye que "prohibir los herbicidas con glifosato es anteponer la ideología a la evidencia científica, llevando las emociones por bandera".

En la misma línea, el conocido divulgador J.M. Mulet, profesor titular de biotecnología (área de bioquímica y biología molecular) en la Universidad Politécnica de Valencia, y autor de "Comer sin miedo", relativiza las categorías de la OMS y recuerda que, paradójicamente, todos los embutidos y el jamón ibérico están en categoría 1 de cancerígenos, la misma que el tabaco, el alcohol y el plutonio. Subraya también que el glifosato no se utiliza en Europa para cultivos, "en cosas de comer", sino "en parques y jardines", para eliminar hierbajos. Precisamente se utiliza en Estados Unidos en cultivos de transgénicos -que Mulet también defiende como seguros para la alimentación-, ya que dichos transgénicos, y no las malas hierbas, son resistentes al glifosato.

Rechazo en los concellos

Pese a ello, varios concellos gallegos han rechazado el glifosato -empleado por la Xunta en cunetas- e icluso aprobado mociones para prohibirlo, como Mos, Nigrán, Gondomar, Mondariz, A Guarda, Ponteareas o Silleda.

También hay científicos críticos con el glifosato, como el gallego Carlos Spuch, biólogo e investigador senior del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur. Spuch señala que "cada vez hay más evidencias sobre la toxicidad del glifosato". Dice que la semana pasada se publicó un trabajo en la revista "Scientific Reports" que demostraba que cuando exponían ratas gestantes al glifosato en la tercera generación aparecían enfermedades en ovario y próstata, enfermedades renales y problemas de neurodesarrollo. "La molécula del glifisato, cuando se descompone, es como el AMPA, un metabolito que regula los receptores del glutamato en neuronas (se llama NMDA). Solo hay que ver evidencias y se deberían hacer estudios fuera de la industria para aclarar esto", defiende Spuch.

Déborah García Bello - Química

"Prohibirlo sería anteponer la ideología a la evidencia"

Carlos Spuch - Biólogo

"Cada vez hay más evidencias sobre la toxicidad del glifosato"

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