Las medidas concretas prometidas por el papa Francisco ante los casos de abusos llegaron ayer con un importante documento en el que se obliga a todos los miembros de la Iglesia a denunciar cualquier caso de abusos sexuales y también el encubrimiento por parte de los obispos. El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, celebró la publicación del documento, que obliga a denunciar cualquier presunto abuso sexual por parte de un clérigo y destacó que esta norma "es convergente" con el borrador que maneja la Iglesia española.

El Papa ha dado un plazo de un año, hasta junio de 2020, para que todas las diócesis del mundo se doten de un sistema para que cualquier persona pueda denunciar casos de abusos, según recoge el Motu proprio "Vos estis lux mundi" publicado este jueves por el Vaticano y cuyas normas entrarán en vigor el próximo 1 de junio. Francisco también refuerza en esta nueva norma la responsabilidad de los obispos o miembros de Institutos de vida consagrada para que avisen con "prontitud" de cualquier sospecha a este respecto. El texto establece que las diócesis y otras dependencias eclesiásticas locales "deben establecer, dentro de un año a partir de la entrada en vigor de las presentes normas, uno o más sistemas estables y fácilmente accesibles al público para presentar los informes, incluyendo eventualmente a través de la creación de un oficio eclesiástico específico".

Los casos que deben ser denunciados no solo se refieren a aquellos en los que la víctima es un menor, sino que también competen a casos de abusos contra adultos, por ejemplo, de violencia contra las religiosas por parte de clérigos, así como a casos de acoso a seminaristas o novicios mayores de edad. También se extienden a casos de posesión y uso de pornografía infantil y de actitudes de encubrimiento ante estas realidades.

Se trata de una normativa universal, que se aplicará a toda la iglesia católica, que determina también la obligación de todos los clérigos, religiosos y religiosas, de "informar con prontitud" a la autoridad eclesiástica de las denuncias de abusos de las que tengan conocimiento, así como de "las omisiones y encubrimiento en la gestión de los casos de abusos". Hasta ahora, esta obligación se refería, en cierto sentido, solo a la conciencia individual, pero a partir de ahora se convierte en un precepto legal universalmente establecido. El texto también alienta a los laicos a usar el sistema para denunciar estos casos.