Tras una dilatada experiencia en la protección de especies como el tigre, el jaguar o el manatí, el biólogo español Ignacio Jiménez, autor del libro "Producción de Naturaleza: parques, 'rewilding' y desarrollo local", que trabajó 25 años en áreas protegidas y en la recuperación de fauna silvestre en América Latina y África, propone una hoja de ruta para lograr un escenario donde "áreas protegidas, ecosistemas naturales y especies silvestres y las comunidades rurales se beneficiarían y reforzarían mutuamente en un círculo virtuoso de conservación y desarrollo".

- Habla de "producir" Naturaleza. ¿Tengo que entender que la cabra montés, el jabalí, los lobos y los buitres juegan el mismo papel que un polígono industrial?

-Pues entiende bien. Ahora todo el mundo habla de despoblamiento por un lado y de recuperación de fauna y flora por otro, Aunque son fenómenos íntimamente relacionados, que claramente comparten tiempo y espacio -la gente se va y el vacío que deja es ocupado por la fauna-, son vistos aún como cajitas separadas. Lo primero parece afectar al desarrollo humano y lo segundo cae del lado de la conservación.

- ¿Qué consecuencias tiene la ausencia de un único enfoque?

-Por desgracia esta disociación cognitiva está impidiendo que se aproveche la recuperación de la Naturaleza para generar nuevas oportunidades de empleo, arraigo y orgullo a muchas poblaciones locales que están desesperadas por no seguir con esta especie de "más de lo mismo" que no va a frenar el despoblamiento. Lo que algunos pretendemos es que la fauna silvestre se convierta en la base de una nueva economía en muchas áreas de montaña del interior español.

- ¿Sabe que su propuesta va a encontrar resistencia?

-Si se plantea con respeto en zonas donde la Naturaleza puede ser una producción y hacemos que se vea con la misma normalidad que cultivar arroz o cereales, las poblaciones locales que van quedando, los ganaderos, cazadores, y también grandes empresas, filántropos, la prensa, las ONG..., todos se suman. En África lo tienen asumido pero también en Estados Unidos, donde la economía en torno a sus parques nacionales es el motor de muchas poblaciones donde hay menos desempleo que en otras, pero para eso hay que aceptar el concepto de "producción" de Naturaleza, y situarlo en pie de igualdad con otras "producciones", porque si no vamos a seguir jugando en tercera división.

- ¿Y eso cómo se hace?

-Es muy fácil generar procesos donde al final tienes fauna en mejor estado y más fácil de ver. Hay territorio para todo. Lo primero es valorizar lo que ya tienes. Ahora en el Maestrazgo ya ves buitres, pero si pones un comedero donde se concentren el espectáculo puede ser la leche. Más tarde podemos buscar procesos para recuperar fauna extinta, como ha ocurrido con el quebrantahuesos.

- ¿Y para ello propone usted como ejemplo de esta nueva visión la celebración de safaris como los que vemos en Namibia?

-Tenemos mucho en común con Namibia. En el Maestrazgo, Els Ports y Beceite existe una superficie de casi 400.000 hectáreas con una densidad media de 9,6 habitantes por kilómetro cuadrado, que es la de Bolivia y Rusia, pero más al interior hay zonas con 2,6 habitantes /km2, como en Bolivia o Namibia, países sobre los que nosotros tenemos ventaja: España tiene ya 80 millones de turistas y es muy competitiva en el sector. Los clientes están ahí y muchos en Europa se están yendo a buscar la observación de fauna a otros países cuando la tienen aquí a dos horas de avión. Además de comer bien, tener iglesias y catedrales y disfrutar de grandes paisajes, podemos hacer más visibles a nuestras grandes rapaces, las cabras, los lobos, etc. Y sí, los safaris de fauna salvaje en las comarcas del interior pueden frenar el despoblamiento. Es añadir una capa más a las que ya tenemos.

- Hablaba de posibles rechazos. ¿Qué espera de los conservacionistas?

-Hay algunos más teóricos apegados a una visión idealista de la Naturaleza como un bien sagrado, una virgen que no puede ser tocada, a quienes repele la idea de la Naturaleza como un bien económico. Pueden ser difíciles de convencer. Hay otro sector que vive más en el mundo de la gestión de la Naturaleza que recibe con interés la fórmula y percibe que puede resolver algunos de los problemas que tienen. Podemos tener lobos para verlos como algo intocable, lobos como enemigos de pastores y ganaderos y no podemos crear empleo y riqueza mostrándolo a los turistas. Hay que romper esa inercia.