"Hotel para coleccionistas discretos" (Galaxia) es la segunda obra de ficción de Diego Giráldez (Porriño, 1976), tras el libro de relatos "Galería de saldos", y su primera novela. En ella, juega con la relación entre la literatura ficcional y la actualidad más cruda, que retuerce con dosis de humor y atmósferas delirantes, al tiempo que hace una crítica mordaz de la falta de empatía de las esferas de poder. Esta tarde (19.30 h.) Giráldez presenta esta obra en Casa do Libro.

- Lo primero que uno lee si acude a la contraportada es: "Na altas esferas de poder da patria só hai psicópatas". ¿Lo cree así?

-Es una novela que, a través de la muerte de una famosa empresaria, Amalia Valverde, toca esos mundos de las altas esferas de poder, lo que se llama "establishment". Debido a la soledad que siente en los hoteles por culpa de los viajes de negocios, entra en un grupo de gente muy poderosa y que se dedica, dentro de ese mundo de sistema de favores, a hacer daño a la sociedad. Esto viene a raíz de un libro que leí hace mucho tiempo que decía que, según el test de psicopatía de Robert Hare, el mundo está gobernado por psicópatas porque los gobernantes tienen características propias de los psicópatas como, por ejemplo, la falta de empatía con la sociedad, tienen un gran encanto, mienten sin remordimiento, fingen emociones... Aunque es un libro muy hilarante y con mucha carga simbólica, hace reflexionar sobre quiénes nos gobiernan y sobre si esto podría pasar o si no está pasando ya.

- ¿El poder corrompe?

-No sé si corrompe. Tampoco creo que saque lo peor de cada uno, pero sí que es cierto que la gente cambia cuando está en el poder. A lo mejor, según como seas, saca la parte más exagerada de ti. Esto se ve todos los días: partidos políticos que cambian, dirigentes que cambian de opinión sin escrúpulos y que son capaces de sentarse en una mesa y recortar en algo tan importante como la sanidad, por ejemplo.

- Ha mencionado también la soledad, un sentimiento que comparte mucha gente...

-Es que es una novela también de soledad. La soledad es muy mala compañera de viaje a veces. No hay ningún miembro de este grupo de poder que no esté solo porque allí dentro no creo que tengan amigos. También es muy coral, con muchísimos personajes, entre los que también está la gente de común, la quiosquera, el mendigo, en contraposición a estos poderosos, para quienes el fin justifica los medios.