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Mabel Lozano: "Los hombres no denuncian la prostitución por miedo a salir de la manada"

"Evito la palabra putero porque estigmatiza e insulta a la mujer" - "Hay una involución en los jóvenes, que son más machistas"

Mabel Lozano. / FdV

La autora de El proxeneta, libro del que presenta su documental, ha participado en el XXIII Congreso Internacional Feminismos. Desafíos en tiempos de amor y cólera, donde abordó la falta de acción contra la prostitución, la trata y el proxenetismo. Escritora y cineasta, Mabel Lozano (Villaluenga de la Sagra, Toledo, 1967) defiende que la lucha contra la trata "no es un tema de mujeres, es de justicia social".

- Según su estadística, el 62% de los hombres no es demandante de sexo de pago, pero no lo señala. ¿A qué se debe?

-Vaya por delante que la estadística no es mía porque, de serlo, el resultado habría sido cero. Cuando a un hombre le pregunto si es demandante de sexo de pago, por supuesto, me dice que no. Creo que hay mucha más demanda pero, efectivamente, los hombres no lo reconocen. Y si no lo reconocen es porque tienen claro que hacerlo es políticamente incorrecto. Ese 62% que, se supone, que no es demandante de sexo de pago no son agentes activos. No compran mujeres pero no levantan la voz, no quieren salirse de la manada y, aún siendo mayoría, no lo señala, les da miedo, les da pudor. Siguen teniendo mucho pudor de salir de la manada. Entonces, este 62% está callado y el 38% restante, hace mucho ruido y son activos en la captación de jóvenes en relación a la prostitución y la pornografía.

- ¿Por qué emplea la construcción "hombres demandantes de sexo de pago" y no "putero"?

-Evito la palabra putero. El problema es que, al decirle a un hombre putero, entendemos que ella es una puta y estamos estigmatizando a la mujer, estamos insultando a la mujer. Yo, en catorce años que llevo trabajando contra la trata y la prostitución, nunca he hablado con una puta, he hablado con mujeres prostituidas. Mujeres que unas parten de la trata y otras no, y por necesidad y por falta de recursos, han entrado en la prostitución.

- ¿No existe, entonces, la prostitución elegida libremente?

-¿Qué voluntariedad hay en una mujer que no tiene para comer, que tiene cuatro hijos y no tiene recursos, que es toxicómana...? La prostitución libre sí debe existir en un porcentaje pequeño de mujeres que dicen que han llegado de una manera libre y voluntariamente. Lo que me gustaría preguntarles a esas mujeres después de llevar tres o cuatro años en la prostitución es qué opinan y cómo pueden salir del bucle de la explotación sexual. Del bucle de la prostitución no se puede salir, porque para salir tienes que tener alternativas. ¿Dónde están las alternativas? No hay, no hay políticas de reinserción para las mujeres. La prostitución siempre es una relación de poder y sumisión: yo pago y tú haces lo que a mí me da la gana. Esa es la realidad.

- El consumo de porno por parte de la población joven sigue en aumento. ¿Por qué el mensaje de igualdad y respeto entre las personas no les llega?

-Porque, por desgracia, los chavales jóvenes no van a leer este periódico, porque no es su ventana. Su ventana son los digitales, son otras. Ellos la información la tienen muy sesgada, es la información que ellos eligen y lo hacen a través de internet. Para ellos, el mercado del sexo de pago tiene que ver con la pornografía y está relacionado con el ocio del divertimento. No saben, en muchos casos, la realidad de lo que hay detrás, nadie se lo ha explicado y no van a tener ningún pensamiento crítico con respecto a la pornografía. También hay una involución en los jóvenes, que son más machistas. Estamos viendo cómo están controlando a sus novias, las aíslan de sus amigas, y el problema es que también las chicas se están dejando. Chicas que también están viendo mucha pornografía y que piensan que eso es la sexualidad.

- Esa premisa parece contradictoria ahora que el movimiento feminista es más visible.

-El movimiento feminista se ha democratizado. Afortunadamente, ha salido de los despachos de las universidades, porque el movimiento feminista parecía exclusivo de las filósofas, de las pensadoras, de las grandes feministas de las universidades y, afortunadamente, se ha democratizado y está en la calle. Pero pensamos que, como estamos muchas en la calle, nos acompañan todos los chavales y chavalas, pero no es así. Hay muchos espectros de la población donde no llegamos.

- En su opinión se hace poco o nada para acabar con la prostitución. ¿Qué medidas habría que tomar?

-La medida básica y por la que hay que empezar es que todas las caras del proxenetismo estén tipificadas, estén condenadas. El proxenetismo consentido no está tipificado por ley, entonces es un delito que sale muy barato. Y no puede ser. Porque detrás de ese consentimiento está la extorsión, la coacción, eso es lo que hay que tipificar por ley, pero ya. Es decir, los proxenetas tienen que pagar por esto. También vemos que cuando un proxeneta entra en la cárcel no se incautan sus bienes porque los puticlubs no están a su nombre, están a nombres de testaferros. Entonces, cuando un proxeneta entra en la cárcel resulta que sus doce burdeles siguen abiertos y a pleno rendimiento y siguen teniendo dinero para seguir matando a las mujeres y para tener los mejores abogados.

- ¿Qué se debe hacer cuando a un grupo de WhatsApp llega un vídeo o imagen que pretende hacer chiste sobre la prostitución o el machismo?

-Denunciarlo dentro del grupo. Esto no tiene medias tintas. Mi espacio no lo puedes contaminar, me debes respeto.

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