Una casa con abundancia de polvo no solo puede ser un problema para los asmáticos o los alérgicos a los ácaros. Científicos de Estados Unidos han averiguado que algunas sustancias químicas presentes en este tipo de suciedad doméstica pueden aumentar el desarrollo de las células de grasa. Las conclusiones de este estudio se han dado a conocer en la reciente reunión anual de la Sociedad Endocrina norteamericana en Nueva Orleans, Estados Unidos.

Según el doctor Christopher D. Kassotis, investigador posdoctoral asociado en la Nicholas School of the Environment de la Universidad de Duke (Estados Unidos), han realizado la primera investigación científica sobre los vínculos entre la exposición a compuestos químicos presentes en los ambientes domésticos y la salud metabólica de los niños que viven en dichos hogares.

Este grupo de investigación ya había demostrado que cierta exposición química puede promover la acumulación de triglicéridos y puede estar asociada al aumento de peso y a la acumulación de grasa en humanos. Para probar la influencia del polvo para promover la adipogénesis in vitro, tomaron muestras de 137 adultos residentes en Carolina del Norte. La mayoría de esas muestras de polvo promovieron la acumulación de triglicéridos y la proliferación de preadipocitos. "Cuanto más promovía ese polvo las células de grasa, mayor era el índice de masa corporal de los habitantes de esas casas -explicó Kassotis durante una conferencia de prensa-. Demostramos que existe una relación entre los compuestos químicos presentes en el ambiente doméstico y la salud metabólica".

El nuevo estudio se enfocó en investigar el papel del polvo en la salud metabólica de los niños. Se analizaron 194 muestras de polvo de hogares en los que vivían unos 200 niños. Comprobaron que los compuestos químicos promovían la proliferación y el desarrollo de las células grasas incluso en concentraciones muy bajas, "a niveles mil veces menores de los que los niños consumen todos los días".

Según las autoridades de Medio Ambiente de Estados Unidos, cada niño estadounidense asimila hasta una décima de gramo de polvo cada día.

Después, los investigadores midieron 111 sustancias químicas diferentes en el polvo y analizaron la relación entre sus concentraciones y el grado de desarrollo de las células grasas. Setenta de ellas tenían una relación positiva significativa con el desarrollo de células grasas inducidas por el polvo, y 40 estaban relacionadas con el desarrollo de células grasas precursoras. Varios de ellos se encontraban en una concentración elevada en el polvo de los hogares de niños que tenían sobrepeso o eran obesos. Los científicos siguen investigando para averiguar qué productos -algunos presentes en cosméticos y productos de limpieza- pueden estar vinculados a la obesidad.