Aprender inglés, conocer gente nueva y distintos lugares, compartir las diferentes culturas y también aprovechar la oportunidad para ser más independientes y conocerse mejor a sí mismos. Eso es lo que, a grandes rasgos , esperan ocho estudiantes vigueses becados por la Fundación Amancio Ortega (FAO) que en unos meses partirán hacia Estados Unidos y Canadá para cursar 1º de Bachillerato.

Pedro, Uxía, Ana, Paula, Marta, Ángela, Laura Estévez y Laura Fernández son ocho de los 40 becados en la provincia de Pontevedra. Muy ilusionados, se preparan mes a mes para afrontar ese nuevo reto ante el que tan solo temen, por ahora, por el proceso de adaptación. "Ahora estamos muy tranquilos pero supongo que cuando llegue el momento de irnos será más difícil", confiesa Paula. Todos ellos cursan 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y tienen 15 y 16 años, pero no es la primera vez que viven una experiencia similar, ya que siete de ellos ya fueron beneficiarios, hace apenas unos meses, de la beca del Concello para disfrutar de un mes de inmersión lingüística en Inglaterra. De hecho, pese a estudiar en diferentes centros, algunos ya se conocen de esa vivencia y también de las diferentes pruebas que han tenido que pasar para poder acceder a la beca de la FAO, que cubre el cien por ciento de un año escolar en Canadá o Estados Unidos en lo que respeta al alojamiento y manutención con una familia local, escolarización, viaje, seguro, formación previa al inicio del curso y seguimiento durante los diez meses de estancia en el extranjero.

Nota media de 7

Para conseguir una de las 600 becas que la Fundación otorgó este año -100 de ellas en Galicia- se les exige tener una nota media de 7 el curso anterior y de 8 en la materia de inglés. Además, también realizaron un examen al que en esta convocatoria se presentaron 800 estudiantes el pasado noviembre y la nota obtenida se barema con la renta per cápita para primar a las familias que tienen menos posibilidades de brindar esa oportunidad única a sus hijos. El último paso es una entrevista personal, realizada en enero a los 1.800 finalistas. "Hay gente que tiene buena nota pero que no recibieron la beca porque el objetivo es elegir a la gente que no se la podría pagar. Tengo amigas que sacaron buena nota en el examen pero que no pueden ir, así que da un poco de rabia, pero está así organizado para ayudar a las familias", explica Paula Rodríguez, del colegio María Inmaculada (Carmelitas).

La beca les permitirá "retrasar" unos meses la decisión a la que se enfrentan ya sus compañeros en las próximas semanas sobre qué Bachillerato escoger. De hecho, solo tendrán que matricularse de las obligatorias para la convalidación, aunque les han aconsejado que una vez allí elijan las que más se asemejen a lo que quieran estudiar a su regreso a España. "En Estados Unidos el nivel es más bajo, así que nos recomendaron que al volver nos metamos en una academia en verano si queremos hacer el Científico", indica Ángela Jacobo, la única que ha cumplido ya los 16 años. Pese a su corta edad, la mayoría ya tienen claro por qué Bachillerato decantarse y algunos, como Laura Estévez y Laura Fernández, incluso apuntan ya a las carreras de Traducción e Interpretación y Bioquímica, respectivamente, aunque admiten no estar seguras aún.

Los jóvenes partirán en agosto a sus destinos, que todavía no conocen con exactitud, si bien las dos que viajarán a Canadá, Ana Outeda y Ángela Jacobo, dan por hecho que su destino será Ontario. "Es el destino de todos los becados gallegos que van a Canadá", explican. La razón, aclaran, es que hay una agencia que se encarga en exclusiva de los gallegos, uno de cada seis beneficiarios en todo el país.

Mientras tanto, los seis vigueses que tienen como destino Estados Unidos solo saben que no les tocará el estado de Hawai. "A ningún gallego le toca allí", lamentan entre risas. California, Alaska, Texas... El rumbo es totalmente incierto y algunos tal vez no lo sepan hasta final de primavera. "Un becado que está allí ahora me contó que un amigo suyo voló en el primer vuelo hacia Estados Unidos y que aún no tenía familia", añade Laura Fernández. Según explican, son las familias quienes los eligen a ellos tras revisar las fichas que les envían desde la agencia y también una carta que han escrito para presentarse.

"Los que vamos a Estados Unidos nos vamos super temprano porque allí empiezan el instituto en agosto, así que los que empiezan en la primera quincena ya se van en julio y los que empiezan curso se van el diez de agosto o así", aclara Uxía. En todo caso, solo podrán llevar ropa de verano y lo demás tendrán que comprarlo allí. "Solo podemos viajar con una maleta de veinte kilos", recuerdan.

Entretanto, tanto ellos como sus padres ya han participado en dos charlas para resolver las primeras dudas. También se han vacunado "de muchas cosas", se han sometido a una prueba de tuberculosis y realizaron un examen de inglés a mayores los que tienen como destino EE UU. "Es una norma para que Donald Trump nos conceda el visado", indican. Además, en mayo tendrán una entrevista en la embajada. "Hay muchísimo papeleo", resumen.

Este mes harán una convivencia de fin de semana en Madrid con el resto de becados en dos turnos (el 15 y el 22), y una vez en Estados Unidos los becarios que van allí estarán también juntos los tres primeros días en Nueva York antes de dirigirse desde allí a sus destinos finales.