Un crío emborrona la ventana con su aliento. Lo borra y la primera vez es decepcionante. La segunda trae sorpresas: sus padres con su hermana recién nacida. Empieza el terror para él, que no acepta que esa criatura invada su territorio y le arrebate privilegios. Desconcertado y asustado, tiene una reacción violenta ante el estupor y la impotencia de los padres. Pero Mirai no es una historia normal de príncipes destronados. De pronto, da un giro y se pasa al terreno fantástico. Y crece, crece hasta un desenlace que deja con la boca abierta.