La desinformación en la sociedad de la información es un arma poderosísima y para combatirla, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), a través de su Centro Criptológico Nacional (CCN), ente encargado de la ciberseguridad, ha diseñado una guía contra los bulos. El CCN recuerda que España recibe diariamente tres ciberataques de peligrosidad crítica o muy alta contra el sector público y empresas estratégicas, que ocasionan importantes pérdidas económicas, y que más de 20 millones de españoles que se informan en la red están en riesgo de ser víctima de bulos o "fake news".

El avance tecnológico global hace que estas acciones aumenten de forma exponencial. El alto nivel de efectividad, la dificultad de establecer una atribución directa, la complicidad de regulación del hackeo digital, la limitación para establecer una relación de causalidad, la vulnerabilidad y la infiltración de la desinformación ilegítima en los métodos de la comunicación social y política legítima contribuyen a impulsar estas acciones, que son lanzadas a través de plataformas y perfiles aparentemente creíbles.

Para evitar que los usuarios de internet, que alcanzan ya los 27,6 millones de personas en España, sean víctimas de bulos y también para que puedan formarse una opinión crítica, el CNN ha editado una guía. Se trata de un decálogo de recomendaciones:

1 | Analizar la fuente de las noticias. Es importante conocer qué medio publica la noticia, cuál es su trayectoria y qué periodistas, empresas o países se encuentran detrás de la publicación. En este sentido, el CCN recuerda que existen organismos, medios de comunicación y webs destinados a confirmar o desmentir datos, como malditobulo, miembro del Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea, BSDetector, Snopes o Factcheck.

2 | Pantallazos. Hay que ser prudente ante las noticias en formato de imagen, ya que existen software y programas informáticos, de muy fácil uso, que permiten retocar o modificar imágenes con falsos titulares de medios de comunicación o cuantas y perfiles en redes sociales. También es común sacar imágenes de contexto para dar verosimilitud a una historia falsa. Si se duda, existe lo que se denomina "búsqueda inversa" para saber si esa imagen ha sido publicada ya en internet. Herramientas como RevEeye permiten hacer esto.

3 | ¿Quién y en qué contexto se comparte la noticia? No hay que dar credibilidad a todos los mensajes qué llegan por las redes sociales, especialmente si llegan por cuentas o perfiles anónimos. Aunque lo haya reenviado un amigo hay que preguntarse quién es la fuente, la fecha y qué otros medios lo han difundido.

4 | Falsos perfiles digitales. Cada vez con mayor frecuencia aparecen cuentas con aspecto humano pero que en realidad están manejadas por robots o por terceras personas encargadas de controlar diversos perfiles. Es conveniente analizar a cuántas personas sigue, cuántas le siguen, si genera contenido propio y si hace excesivo uso de la red social.

5 | No ser parte del algoritmo. Las plataformas digitales utiliza algoritmos, que ofrecen información personalizada en función de los gustos, aficiones y opiniones del usuario. Para desarrollar una opinión crítica y contrastada, es recomendable obtener la información de fuentes de información alternativas a aquellas que, por defecto, muestran los logaritmos de las plataformas digitales.

6 | Leer la letra pequeña. Las acciones de desinformación más exitosas son las que se sustentan en medias verdades. No hay que quedarse solo con la sensación que deja un titular o una imagen en formato digital. Hay que leer la noticia entera y ver si los datos están contrastados.

7 | Contenidos patrocinados. Hay que desconfiar del contenido político o polémica que aparezca patrocinado por perfiles anónimos o no identificados con asociaciones, partidos políticos o entidades reales.

8 | Estrellas invitadas. Con frecuencia, relevantes agentes políticos, sociales o culturales se involucran de manera activa en discusiones políticas o sociales de países extranjeros. Hay que tener en cuenta que también pueden actuar en función de agendas políticas y económicas no visibles.

9 | Pensamiento crítico. Participar en los debates políticos enriquece la democracia, pero hay que hacerlo desde la racionalidad y el pensamiento crítico.

10 | Se puede parar un conflicto. Las acciones de desinformación se basan en la rapidez y viralidad con la que se extienden las noticias, rumores o comentarios. Estar alerta y no contribuir a su difusión les resta efectividad.