"Las españolas fueron pioneras en el feminismo y hay que estar orgullosos", dijo ayer el escritor andaluz Manuel Pinomontano (Huelva, 1966), que habló en el Club FARO de "Feminismo histórico" a través de "la mujer transgresora del siglo XVIII", como la que protagoniza su novela "El secreto de la Tritona". "Los españoles, al hablar de feminismo, tenemos un complejo muy grande frente a los anglosajones -explicó-. Nos tomaron ventaja en el sufragio femenino, pero en siglos anteriores nosotros teníamos ventaja en la lucha por los derechos humanos. No tenemos nada que envidiar a los holandeses, ni a los ingleses, ni a los americanos".

Frente a una "España oscurantista y medieval, en la que parece que no hubo renacimiento", como la dibujaron "los protestantes", Pinomontano habló de españolas que, en su opinión, fueron germen del feminismo en nuestro país, y mencionó en primer lugar a Isabel I de Castilla. "Fue una mujer que luchó por sus propios derechos sin darse cuenta de que, a la vez, lo estaba haciendo por los de otras muchas mujeres -aseguró-. Pactó unas cláusulas matrimoniales que en ese momento eran impensables para cualquier mujer, y menos para una reina. La prueba es que Isabel de Inglaterra tuvo que mantenerse soltera para que ningún hombre interfiriera en el trono inglés".

Habló también de Beatriz Galindo, a la que Isabel la Católica tomó como preceptora de sus hijas, y que calificó como "la primera humanista de España". "Muchas de las decisiones que tomó la reina estaban influenciadas por ella", apuntó.

Entre las precursoras del feminismo en España citó también a Teresa de Ávila, acusada de herejía y brujería. "Su destino era la hoguera, pero ella, a través de sus escritos, se defendió y logró salir airosa y consiguió una reforma de su orden en contra de los intereses de los hombres de la época, del principal de la orden y del arzobispo de Toledo".

Mencionó también a Juana de Asbaje, más conocida como sor Juana Inés de la Cruz, que dejó un importante legado literario. "Ella quería estudiar, y la única forma de hacerlo era hacerse monja, por lo que entró en el convento sin vocación. La Inquisición de la Nueva España [la actual México] la persiguió", comentó el escritor.

Distinguió el novelista onubense entre "las mujeres del humanismo", en torno al Renacimiento, y las que surgieron en la Ilustración. Hasta esa época, el feminismo lo habían hecho las mujeres "sin darse cuenta, por ellas mismas, sin pensar en las demás", mientras que la mujer ilustrada institucionaliza el feminismo. "Lucha desde una institución, y lo hace no solamente para ella, sino también para el resto de las mujeres. Este es el verdadero feminismo en España", afirmó.

Entre ellas, destacó en primer lugar a la navarra María Ignacia Azlor, otra mujer de la Nueva España, que propuso que las mujeres tuvieran acceso a las artes liberales, hasta entonces reservadas a los hombres, y fundó un colegio en la ciudad de México. Precisamente el personaje protagonista de la novela de Manuel Pinomontano, Gregoria Salazar, entra a estudiar en dicho colegio.

"El secreto de la Tritona" cuenta la historia de una mujer gaditana del siglo XVIII, hija de una prostituta y analfabeta, que termina siendo ilustrada, interviene en la política y participa en asuntos importantes de la época, como la expulsión de los jesuitas. "Es una historia de empoderamiento de una mujer", dijo el escritor.

Abuela y nieta

Sobre la trama, Pinomontano, que reside desde hace años en México, dijo que si hubiese sido hombre, sería la historia de Sandokán. "Quise hacer una historia íntima, que fueran mujeres las que la contaran. Está escrita en primera persona por dos personas que son mujeres, abuela y nieta", explicó. Otros de los temas que aborda la novela, además de la mujer, es la esclavitud, la persecución de los gitanos y la expulsión de los jesuitas.

El libro comienza con esta frase: "A las mujeres que disponen de su cuerpo los hombres las llaman putas, a las que disponen de sus ideas, las llaman locas, y a las que disponen de su alma, las llaman brujas". Al final de la novela, la abuela le dice a su nieta: "Quiero que dispongas tú misma de esas tres cosas, de tu mente, de tu cuerpo y de tu alma, y que ningún hombre lo haga por ti".