Xurxo cumplirá el próximo mes de abril 14 años, aunque será la primera vez que lo celebrará con su nombre y su sexo reconocidos legalmente. Este pequeño de Pontevedra es el primero de la provincia y el cuarto de Galicia a quien se le ha concedido el cambio de identidad competo -nombre y sexo-, lo que le permitirá, de entrada, continuar jugando al fútbol. "El cambio de nombre es importantísimo porque es incómodo decir que te llamas por un nombre que no te identifica. Pero si no te aprueban el cambio de sexo, también te coarta. Mi hijo juega desde los cinco años al fútbol y está federado, pero porque permiten jugar a equipos mixtos, pero a partir de cadetes tendría que pasar al femenino o dejarlo. Por supuesto, él tenía clarísimo que lo dejaba porque en el femenino no pinta nada. Si una niña no puede jugar en un equipo masculino, un chico tampoco pinta nada en medio de las chicas. Y esto pasa en otros deportes. En piragüismo y natación, por ejemplo, no se les permite en ningún momento estar federados en la categoría del género al que pertenecen", explica Geni Raposeiras, la madre de Xurxo.

Pero no todos los menores trans ven reconocida su identidad a efectos legales. Al menos no del todo. El Ministerio de Justicia dictó el pasado otoño una disposición para que los registros civiles faciliten el cambio de nombre a los menores transexuales -antes de esta modificación era requisito indispensable ser mayor de edad, entre otras exigencias-. Ahora, basta con que los progenitores o tutores legales del menor presenten la solicitud declarando que se siente del sexo correspondiente al nombre solicitado. Sin embargo, conseguir que en el carné también conste el sexo es más complicado. "Todo depende del fiscal y del juez que te toque", se lamenta Cristina Palacios, presidenta de la Asociación de Familias de Menores Trans de Galicia (ARELAS) y madre de Sara, la primera menor que logró el cambio de nombre en Galicia.

Sin ir más lejos, en Cangas hay otro menor a quien se le ha reconocido el cambio de nombre, pero no el de sexo. Según Palacios, el de Xurxo es el cuarto caso de un menor que obtiene el cambio de identidad completo.

"Si a mi hijo no se le reconoce su identidad lo están limitando porque ¿quién es nadie para impedirle que siga jugando al fútbol y que sueñe con jugar en Primera División y ser un astro del fútbol?", plantea.

Xurxo comenzó a manifestar su identidad desde que aprendió a expresarse. Según su madre, se negaba a llevar prendas femeninas y pendientes, y quería llevar el pelo corto. "Siempre tuvo muy claro quien es. Es un niño súper abierto y se lo hace ver a todo el mundo: yo soy así y tienes que aceptarme como soy", manifiesta.

La personalidad de Xurxo le ha ayudado a superar los obstáculos y ha ganarse el cariño y el respeto de todos. "Por suerte, no hemos tenido ningún problema ni con los profesores ni con sus compañeros, ni en el ámbito médico tampoco, pero hay muchos niños que están sufriendo mucho y que están muy solos", reconoce. Por ello, para Geni, es muy importante el apoyo familiar. "Hay muchos niños que son rechazados en su propia casa y esto es muy triste porque necesitan acompañamiento, respeto y apoyo", dice esta madre, que también destaca la ayuda de Arelas. "Allí encontramos apoyo, comprensión, información y conocimos a otras familias que estaban en nuestra misma situación, y mi hijo a otros niños, algo que también es bueno para que ellos no se vean distintos, raros", explica.

Para Geni, los niños transexuales son "pequeños valientes" al enfrentarse a la incomprensión de muchos e incluso el rechazo. "Se habla mucho de si eres normal o anormal. Yo no considero que mi hijo sea normal; considero que es extraordinario. Tenemos la suerte de que vienen pisando fuerte; tenemos una generación de pequeños valientes, que han dado un paso al frente y han dicho: 'Yo soy quien soy', porque saben lo que son", insiste.

Lamenta que haya quien acuse a los padres de adoctrinar a los menores trans o que atribuyan su identidad sexual a un encaprichamiento pasajero. "No se nos pasa por la cabeza adoctrinar a nuestros hijos para que prueben a ser niñas o un niños porque no lo tienen fácil, porque te encuentras con gente muy desinformada que puede hacerles mucho daño. Y ellos tampoco dicen que son niño o niña por capricho y ya se le pasará. Yo tengo otro hijo y nunca hemos intentado que se sintiera chica ni él se ha sentido niña porque, como Xurxo, no lo es", comenta.

También considera un error que se continúe considerando la transexualidad como una enfermedad y que para cambiarse el nombre o acceder a tratamiento sea necesario un diagnóstico psicológico. "Mi hijo no tiene ninguna enfermedad psicológica -explica-. Lo que determina que seas hombre o mujer no son los genitales, sino lo que sientes".