Sin obviar su propia homosexualidad, declarada pública y abiertamente, el sociólogo francés Frédéric Martel lleva años indagando sobre el colectivo gay. Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano es su último libro, recién llegado a las librerías de media Europa -en España estará a la venta, editado por Roca, el 14 de marzo-. En él mezcla ensayo sociológico y reportaje periodístico y le saca las vergüenzas a las altas jerarquías de la Iglesia católica, abriendo de par en par los armarios de las alcobas de San Pedro.

Martel, intelectual de izquierdas bien conocido en Francia por ser el azote de Sarkozy, presenta el Vaticano, y la Iglesia en general, como un refugio para los homosexuales. En las páginas de Sodoma recoge las declaraciones de un cardenal que estima en un 80% el porcentaje de gais en la curia romana. Los homosexuales, para Martel, acuden a la Iglesia como víctimas y acaban, en algunos casos y a fuerza de reprimir su naturaleza, como depredadores. No siempre, deja bien claro, porque algunos viven en absoluta castidad y otros se convierten en acérrimos homófobos.

Más allá de las cifras y de los detalles escabrosos, lo que Martel expone en su libro es que la elevada presencia de homosexuales en la Iglesia determina su doctrina. Por ejemplo, en su obstinada oposición a los métodos anticonceptivos. O en el ocultamiento de los abusos a menores, porque en opinión del sociólogo al esconder esos hechos muchos prelados pretenden evitar una investigación de mayor calado por miedo a que se desvele su propia homosexualidad. Martel explica así la estrategia del ocultamiento, que tanto daño hace a la Iglesia y que, al menos hasta ahora, ha dirigido su actuación en los casos de pederastia.

Hay quien dice que Francisco es "un Papa entre lobos". Martel corrige: "Es un Papa entre locas".