"Acciones concretas" y un "plan global" para erradicar la pederastia del seno de la Iglesia católica es lo que exigen las víctimas de abusos a manos de miembros del clero. "Se acabó el tiempo de las palabras, es hora de acciones contundentes", reclamó Miguel Hurtado, el español que formó parte del grupo de doce víctimas reunidas ayer con el investigador del Papa y arzobispo de Malta, Charles Scicluna. Fue un encuentro previo a la cumbre mundial contra la pederastia en la Iglesia, convocada por Francisco I y que hoy comienza en el Vaticano, a la que concurrirán 190 jerarcas católicos, entre ellos 114 presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo.

El presidente de la comisión constituida por la Iglesia Católica española para la prevención y protección de los abusos sexuales a menores, Juan Antonio Menéndez, obispo de Astorga, declaró ayer que la aportación de la curia española a la cumbre vaticana es "relatar cómo estamos y qué hemos hecho". Menéndez, cuya Diócesis se ha visto envuelta en un grave caso de pederastia, subrayó que "el respecto a los menores y su dignidad es algo sagrado", y animó a las víctimas a denunciar.

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, también se refirió ayer a la cumbre contra la pederastia en la Iglesia, durante el Congreso Mundial de Derecho en Madrid, al que asistió. Aseguró que la Iglesia española asumirá las orientaciones del Papa Francisco tras la cumbre "con todas las consecuencias y sin miedo de ningún tipo".

En Roma, la reunión entre las víctimas y los miembros de la comisión organizadora de la cumbre contra la pederastia transcurrió durante toda la mañana y se alargó más de lo previsto, unas dos horas. Miguel Hurtado, que denunció por abusos a un monje del monasterio de Montserrat y es miembro de la asociación Infancia Robada, salió del encuentro "decepcionado". Primero por la ausencia del Papa, que no asistió al encuentro, aunque estaba en el Vaticano dando su audiencia general de todas las semanas y en segundo lugar, según el español, porque "no se presentó un proyecto concreto para luchar con esta pandemia global".

Hurtado reclamó, en nombre de las víctimas, un "plan de acción global, creíble, con calendario" y "medidas específicas", con "un régimen sancionador para los obispos que no lo cumplan". Reveló que se habían producido discrepancias durante la reunión: mientras la Iglesia "defiende que lo único que hay que hacer es aplicar la ley", las víctimas creen que "tanto la ley canónica como la civil son insuficientes". "Hacen falta cambios, como extender los plazos de prescripción en los delitos de pederastia, reformar la ley canónica para eliminar el secreto pontificio y establecer la tolerancia cero a todo el mundo: si tocas a un niño una vez, te vas a la calle", detalló.

Hurtado considera imprescindible que el Papa se encuentre con las víctimas. "Si quiere tener credibilidad, tiene que hacerlo", opina. Y dirigió buena parte de sus críticas a la Conferencia Episcopal Española. "Estoy muy sorprendido de que me hayan recibido en el Vaticano y no el presidente de la CEE. Y no sólo eso, sino que ayer se reunió con el abad de Montserrat, el encubridor de mi caso", aprovechó para denunciar.