- He leído que se resiste a tener teléfono móvil.

-No tengo el menor interés. La verdad es que me puedo permitir ese lujo porque lo tiene mi mujer, de lo contrario no tendría más remedio que echar mano de él. Se puede sobrevivir y vivir perfectamente sin él. Es insufrible el espectáculo del personal por la calle, en todas partes, con el puto invento este, es una cosa siniestra.

- No le pregunto entonces por las redes sociales...

-No quiero ni oír hablar de esas cosas que se dicen o se dejan de decir a través de estos inventos. No soy tan estúpido como para negar las bondades de estos avances técnicos y me parece muy bien que se disfruten, pero creo que tienen un componente adictivo extraño donde la relación de poder se invierte y es más el sometimiento al invento que sus ventajas. Los medios de comunicarnos avanzan estrepitosamente y nos comunicanos de verdad cada vez menos.

- ¿Y qué le parece a usted la irrupción en la política de VOX?

-Me parece siniestro, sencillamente. No hace falta haber vendido libros en el franquismo para dolerse por esto, es algo que debe doler a todo cristo. Como ciudadano confío, como Antonio Machado, en poder distinguir las voces de los ecos y confío en el que sean simples ecos los que suenan a aquella cosa pero lo cierto es que están ahí porque la gente les vota, no nos engañemos. Como están Trump, Salvini y unos cuantos más. La avanzada de esta tropa me parece muy preocupante.

- ¿Cómo ve al país?

-Avanza y retrocede pero lleva mucho tiempo el desconcierto, el despiste y la desunión de la izquierda, eso sí lo lamento. Me atrevo a decir que lamento eso más que el avance de la derecha.