"Lo estás haciendo muy bien, aunque supongo que ya lo sabes", le han dicho sus compañeras de instituto a T.G. después de que FARO publicase la carta que esta canguesa de 15 años escribió como un trabajo encargado por sus profesores particulares por el día de San Valentín. El pasado martes, su madre decidió dar un paso adelante y autorizar la difusión de este texto, del que se han hecho eco numerosos medios de comunicación nacionales. "Si lo hubiera pensado más igual no lo hubiera hecho -comenta la madre-. He pasado muchos nervios estos días, he estado muy emocionada, con las lágrimas a flor de piel. Pero no me pesa", asegura.

Sofía (nombre ficticio con el que nos referiremos a la madre) sabe que la carta "ha emocionado a mucha gente y ha llegado bastante lejos, que es lo que quería para concienciar". Mediante la publicación del texto, que antes había colgado en su página de Facebook, quería demostrar que los niños con asperger, un trastorno del espectro autista que se caracteriza por dificultades en la interacción social y en la comunicación no verbal, y del que se celebra mañana su Día Mundial, tienen sentimientos. "No son estatuas de carne y hueso a las que puedas hacer daño. Ella [por su hija] se hace una especie de caparazón, pero sabe cuándo hablan mal de ella y cuándo le hacen daño".

La niña expresa tan bien cómo es ella que unos amigos de Asturias llamaron el pasado jueves a la madre preguntándole si era su hija la que había escrito esa carta que estaban escuchando en una cadena de radio de ámbito nacional.

¿Cómo han reaccionado las acosadoras del instituto? ¿Ha habido gestos de arrepentimiento o de acercamiento por su parte? "No, la verdad es que no", contesta T.G., que atiende a FARO por teléfono acompañada por su madre. "La que empezó con eso no ha venido a clase porque está enferma", cuenta la niña, que se emocionó al saber de la repercusión de su carta. "Me decía: '¡Es que soy famosa!' -cuenta, entre risas, su madre-. Pero yo le dije: eres famosa, pero desde el anonimato".

Sofía cree que los acosadores, al leer la carta, tienen que darse cuenta del daño que hacen, pese a que no se dan nombres. T.G. repite 3º de ESO por problemas de atención causados por la medicación que toma, por lo que sus compañeros de clase -salvo otros dos que también repiten- no la conocían de cursos anteriores. "Entiendes que no la conozcan y vayan a por ella, pero no entiendes que no hablen con la profesora y le digan que les molesta algo que está haciendo, en lugar de marginarla delante de los demás", razona la madre.

Respecto a los docentes, Sofía quiere dejar claro que está muy contenta con el instituto: "Le están ayudando en todo lo que está en su mano; no con favoritismos, sino con lo que a ella le corresponde. Por ejemplo, los ruidos en clase la ponen muy nerviosa, no puede concentrarse", explica. "Un profesor me dijo que iba a usar la carta para hacer un trabajo en clase sobre ese tema. Si ha servido para poner este problema sobre la mesa, bienvenido sea".

Comentarios emotivos

Cuenta Sofía que en una página de personas con asperger le emocionó mucho el comentario de una mujer que se identificaba mucho con T.G. y que de niña había pasado por el mismo calvario. Hoy tiene dos carreras universitarias, está felizmente casada y tiene dos niños.

La madre de T.G. se muestra también enormemente agradecida con los comentarios que ha leído en la página de Facebook de FARO. Todos favorables, elogiosos y positivos, algo excepcional en una red social donde las discusiones son la norma. Todos resaltan la valentía y la elocuencia de la niña en un texto hermoso y a la vez triste que es un aldabonazo a las conciencias de las acosadoras. Otro de los comentarios más elogiados es una cita atribuida a Einstein: "Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres".