"La tecnología y los cambios que está produciendo en nuestras economía es la causa común que explica el malestar de la gente y el auge del populismo y los nacionalismos", afirmó el divulgador y economista Luis Garicano, que ayer regresó al Club FARO para presentar su nuevo libro, El contrataque liberal. Entre el vértigo tecnológico y el caos populista (Península), ante un Auditorio Municipal do Areal lleno. El profesor del IE Business School de Madrid alertó sobre esta ideología, que presenta como soluciones a los problemas que preocupan a los ciudadanos "mensajes emocionales" que culpan a otros de estos males. Estos argumentos populistas son los que esgrimen, explicó, Donald Trump en Estados Unidos, Matteo Salvini en Italia, Viktor Orbán en Hungría, Nigel Farage, impulsor del Brexit en Reino Unido y las políticas de Quim Torra y Carles Puigdemont en Cataluña.

"Hay un malestar social que se demuestra por este crecimiento del nacionalpopulismo, que es una ideología que tiene dos componentes. Por un lado, el populista, que es: siempre busco un enemigo sencillo al que acuso de todos los males. Y por otro, el nacionalista, que es el regreso de todos a la tribu. También tenemos un populismo de izquierda, que también crece por la crisis, pero que ahora mismo parece menos peligroso en todos los países. Pues bien, esa ideología nacionalpopulista está poniendo en peligro mucho de lo que hemos alcanzado en todas esta décadas, como la paz y el estado de bienestar, porque la gente puede estar molesta por muchas razones, pero la realidad es que no ha habido una situación de paz y prosperidad ni en España ni Europa ni en el mundo como ahora", afirmó el experto, que advirtió de que lo que quiere esta tendencia es volver a los nacionalismos y al enfrentamiento de los años treinta del siglo pasado.

Pero, ¿qué ha provocado este malestar? Según el economista, no fue que el mundo viera minada su confianza en la democracia y el mercado tras acontecimientos como el 11-S, la crisis financiera mundial de los bancos y después la del euro. La razón del malestar creciente es la revolución tecnológica, que está cambiando el sistema económico tal y como se conoce y que requiere de medidas encaminadas a afrontar el reto que estas transformaciones suponen. En este sentido, explicó que la revolución tecnológica conlleva un aumento de la inversión en bienes intangibles, lo que a su vez está generando una concentración del mercado. Es decir, son pocas las empresas que dominan el mercado y cada vez son más poderosas. Y puso como ejemplo la compra de WhatsApp por parte de Facebook por 17.000 millones de euros cuando estaba en un momento de crisis, "¿Por qué? Porque cuanta más gente se aporte, más valioso se es. Aquí el ganador se lo lleva todo", explicó.

La llamada economía digital tiene como consecuencia también un cambio en las tareas y mercado de trabajo. En este sentido, el economista y vicepresidente del partido político europeo Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, adelantó que la digitalización hará que desaparezcan muchos trabajos que conocemos actualmente y obligará a muchos profesionales a tener que volver a formarse, aunque, añadió, no supondrá un paro tecnológico. "La tecnología nos traerá muchas cosas buenas, aunque también habrá una época de transición en la que mucha gente va a ver que no hay demanda de su trabajo, y esta incertidumbre es una de las causas de la ansiedad de la clase media", expuso el economista. Luis Garicano añadió que la tecnología ya ha demostrado que puede incluso sustituir el trabajo intelectual. "Lo que no podrá es reemplazar el trabajo con componente afectivo, como los cuidadores", señaló.

Y añadió una tercera consecuencia: la desigualdad salarial derivada del mercado global. "Es lo que llamamos la economía de las superestrellas, porque ¿cuánto no pagaría una empresa con un volumen de negocio como el de Inditex por alguien que tenga una idea que le suponga un beneficio solo de un 1%?", planteó.

El economista, que fue presentado por Juan José Santamaría, decano-presidente del Colegio de Economistas de Pontevedra, explicó que esta incertidumbre es la que aprovechan los nacionalpopulismos para ganar adeptos. "Además, entre la gente hay una sensación de que las autoridades no solo no son capaces de resolver sus problemas, sino de que les crean más. Yo lo que sugiero es que, ante el populismo, debemos entender lo que pasa en la economía y ponerle remedio", argumentó el economista.