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Entrevista

Jesús Calleja: "Yo nunca me aburro"

"Tengo 53 años, pero mi sensación es que tengo 18", dice el popular aventurero

Jesús Calleja.

Jesús Calleja (León, 1965) no para. Después de su accidentado paso por el último Dakar, en el que se retiró, el aventurero y presentador del programa 'Planeta Calleja' en Cuatro ya está dando vueltas a sus nuevos desafíos. "Hay que aprovechar la vida", asegura. Una filosofía de la que no se despega.

-Dio usted las campanadas en televisión y poco después se fue al Dakar, donde tuvo que abandonar por un accidente. ¿Triste?

-Tuve un equipo fantástico y un copiloto cojonudo, pero el Dakar es una lotería. Me llevo la sensación de un Dakar un poco chapucero. No se puede hacer un rally así en diez días, improvisando rutas y horarios. Han mezclado coches con camiones, nos hacían llegar de noche... No voy a quitar mi culpa de haberme metido en aquel agujero, pero esta ha sido la edición peor organizada del Dakar. El accidente llega cuando intento adelantar a un camión que no debía estar ahí. Quiero volver, pero si van a hacer lo mismo no voy. Tienen que reinventarse. Habría que volver a África o a otro escenario.

-No parece que se haya divertido mucho.

-No. A pesar de todo, yo siempre me divierto. Siempre le saco el lado positivo a todo. Claro que cometí un error, pero fue algo inducido por la mala organización. Pero ahora ya estoy planificando qué carreras voy a hacer este año. Hay rallies como el Africa Eco Race que son infinitamente más bonitos que el Dakar.

"Cualquier cosa nueva, que sea difícil y tenga repercusión, me gusta"

-¿Qué se necesita para seguir su ritmo?

-Capacidad de sufrimiento, porque el Dakar no regala nada. Te pone a prueba. Hay que ir mentalizado para sufrir. Tienes que tener un espíritu de aventura y tomártelo todo con cierta filosofía. El qué más corre no es el que antes llega, sino el más constante. El Dakar es una trituradora.

-Hace usted de todo. ¿Qué le queda pendiente?

-Nunca se sabe. Siempre van llegando nuevos retos. Cualquier cosa nueva, que sea difícil y tenga repercusión, me gusta. Si es una montaña, que sea la más alta. Si es una sima, que sea la más profunda. Para mí la clave es la dureza en su máxima expresión. Que te lo tengas que currar de verdad.

-¿Y le queda tiempo para aburrirse?

-Yo es que no me aburro nunca. Siempre miro qué trabajo hay por hacer. Ahora me voy a África para un nuevo programa de televisión. Menos en casa, en cualquier sitio.

Gráfico: Izaskun Garaizabal.

-¿De qué cosas de la vida le ha privado su pasión por la aventura?

-Siempre que haces una cosa te quitas de otra, pero si pones todo en una balanza yo soy muy feliz haciendo lo que hago porque me gusta. No puedes hacer una vida familiar convencional, pero yo no borraría nada. Vivo una vida extraordinaria y repleta de situaciones increíbles.

-¿A qué tiene vértigo?

-A una lesión que no me deje hacer lo que hago. Entreno muchísimo y me mantengo fuerte, y eso me permite afrontar cualquier desafío que me propongo. A pesar de tener 53 años, tengo la sensación de tener 18. No me canso. La actitud es decirle al cuerpo 'aquí no se para, seguimos'.

"Me consta que Pedro Sánchez corre bastante y hace bicicleta. Entrena fuerte, le da caña"

-¿Salir indemne de un día de atascos, reuniones sin fin y discusiones equivale a superar uno de sus retos?

-Ja, ja... Yo sé lo que me gusta y lo que no. Sé que no puedo vivir en una gran ciudad, soportando atascos. No tengo horario fijo. Ahora llevo unos años en televisión y me va bien, pero antes trabajaba como guía de montaña en Nepal. Tenía mi pequeño sueldito pero vivía feliz. Y antes de eso hice otros trabajos. Escribí un libro que se llama 'Si no te gusta tu vida, cámbiala', que es lo que he hecho toda mi vida. Si hay algo que no me gusta lo cambio. La vida es la que tenemos. Y hay que aprovecharla. Si hay algo en tu vida con lo que no estás contento, no debes hacerlo. Ese es el lema de mi vida.

-En 2014, tuvo en su programa a Pedro Sánchez. Ahora es presidente del Gobierno y tiene por delante tareas difíciles. ¿Cree que le servirá lo que aprendió con usted?

-No sé lo que pasa ahora por su cabeza, pero sé que le gustó la experiencia. Hemos vuelto a vernos después. Agarró la bicicleta de montaña con ganas. Yo le insistí mucho en correr, que es lo más fácil e inmediato. Le enseñé una técnica de carrera para que no se lesionara. Y me consta que corre bastante y hace bicicleta, así que las cosas que le aconsejé sí las ha hecho. Entrena fuerte, le da caña.

-¿Nos estamos perdiendo las aventuras de la vida real por disfrutar de la virtual?

-Parece que si no grabas las cosas con el teléfono no existen. Y con eso te pierdes muchas cosas de la vida. No tienes más que ir a un restaurante y tienes a todo el mundo con el teléfono. Tenemos delante a la gente que nos importa y sin embargo queremos conectarnos con otras personas que no tienen el mismo grado de relación con nosotros. Estamos en un mundo un poco loco. Yo ahí me pongo freno. Cuando voy a un restaurante, para mí no existe el móvil. Cuando disfruto de un paisaje, vivo ese momento. Y si me queda tiempo le saco una foto o lo grabo. Necesitamos absorber las cosas de un modo natural, porque hacerlo todo de una manera virtual es absurdo.

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