La morriña en lata
Conserveras preparan lampreas, vieiras, cangrejo, navajas y percebes en bote para quienes extrañen la gastronomía gallega más allá de sus fronteras
Edgar Melchor | VIGO
Lo que más extrañan los gallegos que viven fuera de Galicia es, seguramente, la comida, aparte de los lazos familiares. La solución más habitual a esta morriña gastronómica suelen ser las latas de conserva de productos como el pulpo, los mejillones en escabeche, los chipirones en su tinta, las sardinas, las zamburiñas... pero hay a quien se le hace poco esta selección. ¿Dónde quedan las vieiras, la lamprea y el cangrejo, por ejemplo?
Conserveras autóctonas, conscientes de estas necesidades que solo los gallegos pueden entender, preparan todo tipo de alimentos perfecto para quienes abandonen su tierra durante un período de tiempo, ya sea por estudios, por trabajo o por otras cuestiones.
Hace unas semanas, Coren y A Rosaleira -conservera vegetal de Terras Gauda- colocaban en su escaparate el lacón con grelos enlatado: lacón y chorizo procedente de cerdos selecta criados a la manera tradicional, y la patata de Xinzo de Limia (Ourense), una obra de Coren; sumado esto a los grelos, sacados de semillas únicas de la empresa de O Rosal.

Nace el primer lacón con grelos en conserva / Marta G. Brea
Con todo, lo cierto es que este alarde al plato tradicional propio ya lo había hecho con anterioridad Embutidos Lalinense. Para su "exportación", lo bautizó como "kit antimorriña": cocido gallego, chorizo, potaje y salchichón casero. Su lema, "contra la distancia, constancia". Su segundo lote de homenaje a la gastronomía propia es el "kit antimorriña especial cocido", que aúna chorizo extra, chorizo 'ceboleiro', panceta ahumada, cabeza curada y lacón.

MARTA G. BREA
Y por si esto fuera poco:
Lamprea del río Miño

La morriña en lata
La lamprea es una de las suertes de Galicia. A día de hoy, su presencia se reduce al río Miño (Arbo) y al Ulla (Pontecesures y Padrón), si bien es cierto que no están presentes durante todo el año. Nacen en agua dulce, se van de vacaciones al mar durante tres años, y vuelven donde empezaron sus vidas para dejar los huevos y morir, un poco como el ser humano. Anteriormente, esta especie estaba más repartida por Europa, pero la contaminación, entre otras razones, ha hecho que hablemos en pasado.
Conservas de Cambados, de la ría de Arousa -con sede en Ribadumia-, dio un golpe en la mesa hace ocho años con la lamprea del río Miño en lata, maridada con salsa a la bordelesa. El padre de esta receta es Antonio Botana, chef del restaurante Pandemonium del municipio de O Salnés. El guiso se elabora a partir de la sangre del propio pescado, vino tinto mencía y una base de verduras con puerro, cebolla, aceite de oliva y sal.

La morriña en lata
La empresa porriñesa Obrador de Lamprea también comercializa en bote este alimento. La presentan en un abanico de formas: ahumada rellena de jamón serrano y huevo cocido en aceite de oliva virgen extra, rellena al vacío y, por último, en lomos y ahumada. Esta compañía, además, vende bacalao en bote: confitado con higos y nueces.
Del mismo modo, Angulas río Miño, una marca propia de Goián (Tomiño - Pontevedra), enfrasca la morriña con su lamprea a la bordalesa, tirando de la receta tradicional.
El restaurante 'El pasaje', en Santiago de Compostela, ha conseguido enlatarla en escabeche. Su gerente, Pepe Rumbo, recomienda servirla con patata o arroz hervido.
Vieira

La morriña en lata
La pequeña conservera Peperetes, de Vilagarcía de Arousa, ha pensado también en quienes regresan a casa por Navidad, se sientan a la mesa y disfrutan del marisco de la ría gallega que no existe en ningún otro lugar. Por ello, han preparado la vieira para llevar, acompañada de carne de centollo y buey de mar. A eso se suma la salsa a base de aceite de oliva, cebolla y tomate.
Cangrejo

La morriña en lata
Hasta este punto ha llegado la morriña: cangrejos en conserva -carne de centollo y buey de mar-, para conjugar en un salpicón o en una ensalada. Se trata de otro de los productos estrella de la empresa vilagarciana.
Navajas

La morriña en lata
Otro de los clásicos imperdonables en las cenas de las tierras de Breogán son las navajas. En este caso, el preparado es una obra de Peperetes -pero también de otras como la arousana Escuris, Conservas de Cambados o la coruñesa Sotavento-.
El mérito está aquí en la forma de capturar el cefalópodo en las costas de Fisterra, O Grove y Ribeira, según explica la propia conservera: los buceadores se sumergen en lo más profundo del mar -buceo en apnea-, junto al tapiz arenoso, y horas después traen estas delicias a las instalaciones de la firma para que puedan ser procesadas. Se pueden comer tal cual salen del bote o pasar por la plancha durante unos segundos.
Percebes

La morriña en lata
Los amantes de los percebes están de suerte cuando deben hacer la maleta. Peperetes también lo hace posible después de un arduo trabajo, ya que se trata de un "tesoro" de difícil captura por su localización, en zonas de rocas y con fuerte oleaje, lo que hace muy complicado el trabajo a los capturadores, los "percebeiros".
Tras su pesca, se cuecen, se separan uno a uno y se limpian. En el último paso, se les quita la piel y se les deja la uña para ser presentado en el envase. Los de esta conservera gallega llegan desde las rías coruñesas de Roncudo, Cedeira y Fisterra.
Caldo

La morriña en lata
El caldo gallego es otro de esos imprescindibles, sobre todo ahora, en épocas en las que arrecía el frío. Por suerte, también lo hay en lata elaborado a partir de verdura gallega, grelos, habas, chorizo y patata picada. Es la receta de la familia coruñesa Porto-Muiños.
Otro referente en este brebaje es la viguesa Albo, que emplea en su receta agua, hueso de ternera, codillo de jamón curado y unto, acompañado todo de grelos y alubias, un elixir que cumple ya cerca de 40 años.
Pulpo

La morriña en lata
El pulpo es más común verlo enlatado que otros cefalópodos, pero sigue siendo únicopara muchos gallegos que se quieren llevar un trozo de Galicia a cuestas, es la referencia para los que viajan lejos de nuestras tierras, como esa estrella fugaz autóctona que dirije el camino a casa.
Hai diversas formas de darle cabida a este plato: en aceite de oliva, 'á feira' -a la gallega-... Lo que comparten todas ellas es la tradición, que ordena escaldar el animal tres veces en agua hirviendo para que no se pase, luego se trocea y, de ahí, a las latas.
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