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Pablo D'Ors: "La vida no es construir, sino descubrir"

"Ninguna religión da tanta importancia teórica al cuerpo, pero cultiva tan poco su cuidado"

Pablo D'Ors.

Predica el silencio y propugna algo así como el 'menos es más' en lo que a las vivencias se refiere. Las reflexiones de Pablo D'Ors son atípicas. Fundador del colectivo "Amigos del Desierto" para meditar, este sacerdote, que fue capellán hospitalario, es miembro del Pontificio Consejo de la Cultura -elegido directamente por el Papa- y autor del superventas "Biografía del silencio". D'Ors (Madrid, 1963) estará en Vigo el sábado para participar en el II Foro de Espiritualidad que se celebra en el Colegio Apóstol Santiago (Jesuitas) con el título "El silencio: punto de encuentro", previa inscripción.

-Restar, para ganar. La teoría del decrecimiento, que se utiliza últimamente en el consumo, también se aplica por usted a la experiencia personal.

-Creo que normalmente entendemos la vida como una suma. Cuantos más viajes, más contactos, más lecturas... mejor vamos a construir una personalidad. Algunos descubrimos que no se trata tanto de sumar, sino de restar. Es decir, que no se trata de construir una personalidad, sino de descubrir la personalidad que ya eres. Y para eso hay que quitar todo lo accesorio y quedarte con lo sustancial.

- ¿Hablará en Vigo de esa sed de silencio que existe en plena era de las redes sociales?

-En este foro me gustaría plantear la práctica de la meditación como un arte, no tanto como una técnica que es lo que la mayoría de los maestros de espiritualidad hacen. Digo arte, como búsqueda muy particular de un individuo para la expresión de lo que él es. La meditación es el arte de la búsqueda en el silencio. La vida puede ser una obra de arte en tanto que nosotros podemos introducir esta práctica de manera significativa, con una práctica constante, rigurosa y fiel.

-¿Qué sucede si introducimos la meditación en nuestras vidas?

-Dicho de la manera más sucinta posible, lo primero que descubrimos es lo que podríamos denominar espaciosidad interior. Somos espacio. Es algo que raramente descubrimos porque normalmente tenemos la mente llena de ideas, de pensamientos [...] Me gusta llamar a ese espacio interior desierto, más que vacío; porque siempre hay algo. Después, descubres que en ese desierto se escucha una voz. Tú, en ese vacío, descubres y sientes algo: yo soy. Es decir estás ahí, existes, eres. Más allá de las circunstancias y de cualquier realidad, hay algo que te sustenta: es tu ser. Y lo último que descubres es que puedes confiar. Es decir, que ese ser no se siente amenazado, se siente confiado. En un lenguaje cristiano, este relato se podría traducir como mística del desierto, mística de la palabra, y mística del amor.

-¿Cuánto tiempo debe de pasar para empezar a percibir efectos de la meditación?

-Con poco tiempo se perciben ya efectos. Suelo decir 100 días: unos tres meses. Con ese tiempo de práctica todos los días, durante 25 minutos, notas que algo ha cambiado en tu manera de vivir. En mi pequeño ensayo "Biografía del silencio" hablo de los cambios que experimenté a lo largo de 5 años. Pero siempre es de manera progresiva y paulatina. Es como una relación personal en la que las cosas no suceden abruptamente.

- Pero en la tradición católica no aparecen indicadas ni posturas, ni la forma de la respiración para concentrarse en la oración.

-En realidad, sí que existe una tradición de una corriente espiritual del cristianismo oriental a partir del siglo V, llamada Hesicasmo. Pero sobre todo de la Iglesia ortodoxa, no católica, donde si hay una práctica en la que se tiene en cuenta el cuerpo. Dentro de la católica, hay grandes maestros como Ignacio de Loyola, que hacen indicaciones sobre la respiración. Pero no deja de ser curioso, porque ninguna religión da la importancia teórica al tema del cuerpo como el cristianismo, hasta el punto del 'cuerpo de Cristo', pero pocas tradiciones de sabiduría o religiosas, cultivan menos el cuidado del cuerpo que la católica. Todo se traduce en estar de pie, de rodillas, o sentado durante la liturgia. Hace 50 años nadie nadie tenía acceso a las Sagradas Escrituras salvo el clero; hoy en día está en las casas. Lo que pretendo, es que algo que antes estaba reservado a instituciones o personas selectas, entre en casa. Que la vocación contemplativa es universal.

-¿Sigue en el Consejo Pontificio de Cultura?

-Sigo. El Consejo Pontificio se reúne periódicamente en Roma. Somos miembros y unos 30 consejeros de todo el mundo. De España somos dos; el otro es laico, está casado y tiene dos hijos. Y yo. Y también hay mujeres. Se debaten los grandes temas de la cultura en el sentido amplio; se habla del hecho cultural social. Es un foro muy importante que da idea de la pluralidad de la Iglesia.

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