La superficie helada del lago más antiguo y profundo del mundo será el próximo destino de Chus Lago, Verónica Romero y Rocío García, las integrantes del equipo de Compromiso con la Tierra, que si superan esta tercera hazaña rebasarán los 1.000 kilómetros de travesía sobre el hielo. No será la última aventura, anunció Lago, de 54 años, que prevé seguir preparando expediciones. "Hay muchas zonas increíbles poco conocidas", aseguró la deportista viguesa.

Su reto inmediato consistirá en recorrer a pie o sobre patines ocho horas -del amanecer al ocaso- por jornada y durante un mes los 634 kilómetros de longitud de sur a norte del lago Baikal, en Siberia (Rusia), el más profundo del mundo. Será una travesía en solitario de las tres alpinistas, que confían en ser el primer equipo polarista femenino que sella esta hazaña deportiva con la que además pretenden llamar la atención sobre el impacto del cambio climático en la zona, que guarda la mayor reservar de agua dulce del planeta. "La temperatura se ha incrementado allí en 1,2º el último siglo, el doble de la media global", dijo Lago.

Esta nueva aventura triplica con creces la distancia de las anteriores, en Laponia (2016, 200 km.) y la isla de Baffin, en Canadá (2017, 150 km.). "Lo que me preocupa es el hielo y la convivencia, tenemos que ser inteligentes", confesó la experta alpinista, que también añadió que, en condiciones extremas, "hay que tener más miedo a uno mismo sobre todo".

"La cualidad más importante es no tener memoria para las cosas malas", bromeó Chus Lago al respecto de la travesía tras recibir los halagos en plena rueda de prensa de la presidenta del Club Montañeiros Celtas, Lourdes Castiñeira, al que pertenecen "de corazón" las protagonistas. "Yo no tengo esa capacidad", admitía esta última. Además de ella, las exploradoras estuvieron rodeadas de entrenadores, amigos, investigadores, científicos -entre ellos la directora del IEO, Victoria Besada- y patrocinadores. "Estamos apoyando a dos deportistas de élite que están haciendo algo increíble", aseveró Gabriela González, directora de comunicación de Vegalsa, principal promotor del reto. "Me hace muchísima ilusión no solo por lo personal y deportivo, que también, sino por el compromiso medioambiental", dijo por su parte la alpinista mosense Verónica Romero.

Y es que el reto que afrontarán en febrero será muy duro, con temperaturas que hace un mes llegaron a -49 grados. "Esta semana hay entre -9 y -1 grados y se espera que a partir del día 29 vuelva hasta los -28º, que es una temperatura que me deja más tranquila", explicó Lago, que recordó que su mayor temor es la escasa consistencia del hielo.

A sus espaldas cada deportista cargará con unos 70 kilos. "Treinta de comida, diez de combustible, aparatos eléctricos, radiobalizas, cocinas, el campamento, cámaras de fotos, piolets, tornillos...", enumeró Lago, que se ha entrenado con Romero en el Vixiador y el Aloia pero también en el gimnasio y sobre patines para intentar avanzar lo más rápido posible. "Hemos subido 106 veces el Aloia y cientos el Vixiador", indicó.

Para combatir el frío cuentan con un completo equipo y alimentos muy calóricos. "Vamos a comer mantequilla a paladas para tener energía", relató.

Además del hielo y el fuerte viento, otro de los desafíos del lago Baikal es la actividad sísmica que produce una falla que abre brechas en el hielo de hasta diez kilómetros. "Es un lugar majestuoso y fotogénico pero que encierra sombras", añadió Lago, que también tratará de sortear unos "agujeros de agua libre" que afloran en la superficie del lago y que han sido fotografiados por la NASA, tratándose de un fenómeno único. Se cree que aparecen por los cambios de temperatura del agua y el metano del lago, aclaró la alpinista, y pueden alcanzar hasta cuatro kilómetros. "Estéticamente es algo maravilloso pero nos preocupa qué pasará si finalmente toda la superficie termina descongelándose para siempre", aseveró.