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La mirada con alma de la cámara de Pily Reñones

La tomiñesa opta al Goya de Fotografía en la categoría de Gráfico Documental

Arriba, la fotografía nominada. A la izquierda, Pily Reñones. // Pily Reñones

La encontró pasando las cuentas de su rosario, en un rincón, alejada del ajetreo que había a su alrededor. Tal vez rezaba o tal vez tan solo pensaba, pero Pily Riñones no pudo resistirse a su gesto, a las arrugas marcadas de su rostro y disparó su cámara. Ahora, el retrato Holanda, esta campesina de la aldea de Marcelín (Riós, Ourense), le ha valido a la fotógrafa tomiñesa una nominación a los prestigiosos Goya de Fotografía, premios que concede la Asociación de Fotógrafos y Videógrafos Profesionales de Aragón (AFPA) desde 1983, en la categoría de Gráfico Documental.

Acababa de finalizar una de las jornadas de rodaje del cortometraje "Vida", del ourensano Rubén Riós, y la anciana, que tiene un pequeño papel, se alejó del jaleo. "Holanda es una señora del rural, una mujer de campo, trabajadora, una mujer de manos curtidas, de piel dura y arruga profunda, a quien ya conocía, pero que ese día la vi ahí, con su rosario, pensando y dije: 'Dios, esto es pura esencia gallega, es alma' e hice la foto desde abajo de la carretera", explica.

Reñones centra su actividad profesional en la fotografía de boda, aunque lo que realmente le fascina es la fotografía de autor, como el retrato en blanco y negro nominado al Goya de Fotografía. "Solo la nominación es ya un premio porque en estos galardones compiten los mejores fotógrafos de España. Además, yo soy una persona que cree muy poco en el valor del trabajo que hace", reconoce. Es más, fue un fotógrafo asturiano, amigo suyo, quien le insistió para que se presentase a esta edición. "La verdad es que este año no iba a presentarme", confiesa la fotógrafa, que el próximo 2 de febrero viajará a la ciudad de Zaragoza para asistir a a gala de entrega.

Su llegada a la fotografía no fue, ni mucho menos casual. "Con cinco años pedí mi primera cámara a los Reyes Magos y desde entonces, todos los años, me echaban una cámara nueva, algo que para mis padres suponía un esfuerzo que les agradezco mucho", comenta.

Sus Nancy y sus Barriguitas fueron sus primeras modelos en el improvisado estudio que era su habitación. "Lo peor no era lo que costaba la cámara, sino el dinero que se gastaban mis padres en revelados que resultaban ser fotografías de muñecas en distintas poses", recuerda, divertida.

Reñones define su trabajo como fotoperiodismo de boda. "A los novios que quieren fotos de posado les digo que se han equivocado de fotógrafo. A mí me gusta mostrar a los novios lo que pasó el día de su boda, que también es esa lágrima de la madre o ese gesto del abuelo o del tío", explica.

Reñones recibió el pasado año el Título de Certificado de Calidad, que otorga la Federación de Fotógrafos Profesionales de España a aquellos autores que han destacado por la calidad de su trabajo durante tres años consecutivos, y estuvo nominada a otro de los premios fotográficos más prestigiosos de España, el Luces de Granada. Además, tiene obras en la colección de honor de la Asociación Portuguesa de los Profesionales de la Imagen (APPImagem).

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