Las personas con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son 7,9 veces más propensas a consumir cannabis a lo largo de su vida, según un estudio realizado a 85.000 personas y liderado por el equipo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Hospital Vall de Hebrón de Barcelona. Este grupo de investigación ha identificado por primera vez cuatro regiones genéticas que vienen a confirman la correlación genética entre este trastorno y el consumo de esta sustancia.

El trabajo, que publica la revista "Molecular Psychiatry", se ha hecho con la colaboración de varios grupos de investigación europeos y americanos en el marco del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), y ha sido premiado en el Congreso Anual de la European Network of Hyperactivity Disorder sobre TDAH.

"Solo teniendo en cuenta los factores genéticos, un paciente con TDAH es 8 veces más propenso al consumo de marihuana, por lo que un buen tratamiento de la patología reduce el riesgo de adicción a las drogas y de criminalidad asociado al TDAH", explicó ayer el investigador principal, Josep Antoni Ramos-Quiroga, uno de los mayores expertos en TDAH. Por ello, los autores del estudio recalcan la importancia del diagnóstico precoz del trastorno, su tratamiento temprano, y el papel de la escuela. para minimizar los síntomas.

Otras sustancias

La impulsividad, uno de los rasgos del déficit de atención, explica el mayor riesgo de consumir cannabis que presentan estos pacientes. "Las personas con TDAH no solo tienen mayor predisposición a consumir cannabis, sino también a consumir otras sustancias, como alcohol y tabaco, al juego online y también son más conflictivos, y esto se debe a la impulsividad y a su incapacidad por mantener el control", explica Manuel Isorna, psicólogo, profesor en el UVigo y especialista en drogodependencias y TDAH. En este sentido, el experto vigués añade que estos niños y jóvenes también acuden a urgencias por caídas tres veces más que los menores sin déficit de atención.

Según el psicólogo, una persona con déficit de atención e hiperactividad no tiene control sobre sus impulsos, lo que le hace consumir con mayor frecuencia que una persona sin TDAH, por lo que es más fácil que desarrolle una adicción y en un espacio de tiempo menor. "Todas las adicciones necesitan un tiempo. En las persona con déficit de atención, el consumo es más alto, por lo que su periodo de desarrollo de la adicción es más corto", explica.

En su opinión, este nuevo informe es un motivo más para desoír las voces que reclaman la legalización del cannabis. "Nuestra experiencia nos dice que el 80% de los menores consume alcohol y que uno de cada cuatro ha consumido cannabis en el último año, y si tienen TDAH la probabilidad de que vuelvan a consumirlo es ocho veces mayor que si no lo tienen. Si legalizamos el cannabis va a pasar como con el alcohol y el tabaco, que va a circular más y los jóvenes van a tener acceso a él, aunque legalmente esté prohibida su venta a menores. Este estudio es una razón más para escuchar a la ciencia y tomar decisiones políticas basadas en evidencias científicas", advierte el psicólogo, muy crítico con el hecho de que los menores tengan fácil acceso a sustancias como el alcohol y el tabaco.

El TDAH es un síndrome que afecta a un 5-8% de la población y que no tiene cura en estos momentos, aunque sí tratamiento, y cuanto antes se diagnostique y se trate al paciente, mejores son los resultados, según Isorna, que apuesta no solo por el tratamiento farmacológico, sino también por la terapia cognitivo-conductual tanto para los niños con TDAH como para sus padres. "A estos chavales hay que enseñarles técnicas de autocontrol que les ayude a adaptarse a su entorno y que les permita, por ejemplo, mantener la atención durante los 50 minutos que dura una clase; pero los padres también tienen que saber qué tiene su hijo y cómo afrontarlo", explica.

Isorna recuerda, además, que en muchos casos de niños con este trastorno, los padres también lo tienen, aunque no siempre estén diagnosticados. "No hay ningún marcador biológico; solo escalas y a veces un niño que simplemente es inquieto puede encajar en estas y ser diagnosticado sin tener TDAH, y al contrario, niños que sí lo tienen y que tienen problemas académicos pero que no están diagnosticados y son tratados como maleducados", explica.