Elegante en el fondo y las formas. El modista gallego Adolfo Domínguez, revolucionario creador del lema "la arruga es bella", reveló ayer en Club FARO su visión más cientificista: "Creo que la ciencia es capaz de resolver casi todos los retos de la humanidad. Confío en que el ser humano es un artefacto inteligentísimo [...] Tengo la esperanza de que esta especie será lo suficientemente inteligente para pararse ante el abismo y que tiene la tecnología para detener el cambio climático". Su reflexión venía a cuento de una innegable realidad: "Consumimos todos más de lo que necesitamos y eso, mientras vivamos en este planeta no es sostenible". Pero no solo sus postulados sobre el calentamiento global destilan una querencia por la física (incluso la cuántica), sino su última novela cuyo relato -que presentó el editor Manuel Bragado- está trufado de "la defensa de los principios de la ciencia y la razón".

El diseñador presentó su primera novela "Juan Griego", un gran 'poema épico' escrito en clave minimalista. Como sus estilismos. "Lo que caracteriza al protagonista es la búsqueda por entender", aclaró. Una novela trabajada con frases cortas, ("mi primera ley es la claridad") y donde "la información tiene que ser emocional, no descriptiva", defiende Domínguez, para quien "Juan Griego" es un texto en "verso con pie libre". El experto en Literatura y editor Manuel Bragado felicitó la obra "de lectura atrapante" y que indaga en la trama de forma enérgica y arriesgada desde la dictadura argentina, con un arranque que refleja la tortura y recala hasta en el narcotráfico colombiano. Usó Bragado las palabras de su editora para asegurar que es "leer un clásico antes de que se convierta en un clásico".

No es la primera incursión en la literatura de Adolfo Domínguez, que ya se atrevió a hacerlo en 1992 con su primer libro, de título homónimo. Una obra en verso que ha reescrito ahora, bajo el consejo y la revisión de su hija Tiziana, que según el propio autor, ha sido muy crítica (y lúcida literariamente) con él. "Papá, me aburres letalmente", le llegó a decir. Es decir, es una novela meditada durante media vida.

Quizás por eso, el autor asegure que "es una novela de afirmaciones, no de dudas". El diseñador mostró una visión del mundo clara: "Hay violencia creativa y destructiva, pero la sociedad solo puede tratar de minimizarla, no de erradicarla", defendió. También defendió que la información tiene que ser emocional "en esta sociedad la información descriptiva ya no tiene lugar, a no ser por algo estridente". "Los ojos no son la cara del alma, en mi opinión en absoluto", indicó.

Al igual que la mayoría de gallegos, los tíos de Adolfo Domínguez emigraron al otro lado del Atlántico, por lo que en su casa de A Pobra de Trives -el municipio ourensano que le vio nacer- recibían constantemente cartas de ellos. Esto explica que Domínguez estuviese convencido de que Buenos Aires era una ciudad española. Es más, cuenta que tardó "entre nueve y diez menos" en "convencerse" de que Madrid era la capital de España. Las informaciones que comenzaron a llegar cuando Adolfo tenía 26 años marcan el arranque de este relato. Por eso incluyó en el libro algunos recuerdos de infancia y adolescencia.

Hubo tiempo también para confesiones personales. "¿Es Juan Griego un trasunto Adolfo Domínguez?", soslayó Bragado, ante la negativa del autor. No obstante, el modisto reconoció que el oficio de costurero es el de la seducción. "A mí, con 68 años, la trascendencia no me importa. Lo único que quiero es que me quieran hasta que me muera", confesó.

De culturas "refinadísimas" como la japonesa a la cultura asiática, se queda con la occidental. Y, de la tecnológica de Steve Jobs o Brezos, con el primero, por motivos obvios. "Ha sido un creativo excepcional", calificó. Pero no dejó pasar la ocasión brindada por el editor para criticar que el gigante Amazon no paga -salvo en Irlanda, dijo- impuestos como el resto de las sociedades.

El peso de la física es decisivo en la obra. "El relato de la ciencia es el relato con mayúsculas", leyó literalmente Bragado buscando el argumento del modisto. "El relato mítico y religioso son fósiles. El relato científico, además de hermoso, en mi opinión es el relato". Aludieron a la entropía: "En física, ni en Biología no existe el bien ni el mal. Es solo un concepto ético", aclaró. Asimismo, el autor ourensano reconoció "creo más en el determinismo que en la libertad".