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Leticia de la Hoz: "He oído a fiscales de menores decir que el acoso escolar es cosa de niños"

"Como sociedad, todavía no somos conscientes de las consecuencias trágicas que tiene el bullying"

Leticia de la Hoz. / Juan Plaza

La abogada Leticia de la Hoz, directora del departamento jurídico en "IDBO Consultants", logró el pasado noviembre demostrar la culpabilidad de un profesor del colegio Gaztelueta, en Vizcaya, que abusó sexualmente de uno de sus alumnos. Los menores son una de las principales preocupaciones de esta letrada, especialmente en los casos de abusos sexuales y de acoso escolar.

-La Audiencia de Vizcaya condenó a 11 años de prisión al profesor del colegio Gaztelueta. Usted ejerció la acusación particular contra él, en nombre del niño que sufrió los abusos sexuales. ¿Satisfecha?

-Para nosotros es un triunfo con letras mayúsculas, primero porque habían archivado dos veces el caso. Después, porque en frente teníamos a una persona con toda la credibilidad del mundo, que contó con el apoyo del propio colegio, del Opus Dei y de la Iglesia, en general. Éramos David contra Goliat. Todo el mundo nos decía que íbamos a perder y a no conseguir absolutamente nada por la dificultad del delito en sí.

-¿Por qué?

-Son delitos que ocurren en la intimidad y que son muy difíciles de probar. Es difícil, pero no es imposible. Estos casos requieren un trabajo adicional, pero no son casos imposibles. Siempre hay que apoyar a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como son los niños y los ancianos. Cuando la Justicia brinda sentencias como esta significa que funciona el sistema de derecho. Nada es imposible. Hoy en día podemos decir que lo hemos logrado.

-¿Se da por cerrado el caso?

-Por un lado, todavía está pendiente de recurso de casación en el Tribunal Supremo. Por otro, buscaremos que el tribunal para la Congregación para la Doctrina de la Fe (en su día archivó el caso y pidió que se repusiese el buen nombre del profesor) ahora reponga el buen nombre de la víctima, porque se ha demostrado que el niño dijo la verdad.

-¿Compensa?

-Es un triunfo grande, y me consta que para la familia también. No obstante, ni compensa, ni indemniza, ni repara el dolor sufrido. No hay nada que lo puede hacer. Todos los años perdidos de este niño ya nadie se les puede devolver, pero esperamos que los años que le quedan a partir de ahora sean más llevaderos.

-¿Podrá empezar de nuevo?

-Este tipo de delitos llevan aparejados culpa y vergüenza, que les impide seguir hacia adelante. Los psiquiatras que le trataron decían que era fundamental que existiese una sentencia condenatoria, el reconocimiento de los hechos. Eso le iba a ayudar para no sentir tanta vergüenza. Es muy poca la gente que dice que es víctima de abuso sexual o violación porque se siente culpable. Esto le sirve a las víctimas para decirse que ellos no son culpables y que si alguien tiene que sentir vergüenza es el abusador, no ellos.

-¿Sentencias como esta ayudan a otras víctimas a atreverse a denunciar?

-Por supuesto. En derecho lo que no se puede probar no existe. Cuando vienen al despacho les decimos que la prueba depende de la valoración de los jueces. Hay que ir a circunstancias periféricas que se pueden probar. Ese primer diagnóstico les tira para atrás. Hay que tener en cuenta que éste es un proceso largo. Nosotros pusimos la querella en junio de 2015 y la sentencia ha sido en noviembre de 2018, tres años larguísimos. Una batalla. Y la guerra no ha acabado porque falta el Supremo. Es una sentencia ejemplarizante, que culpabiliza al abusador y tiene aspectos buenísimos. Sentencias así pueden animar a otras víctimas.

-¿Se ha inmunizado?

-En 2015 yo estaba embarazada cuando conocí al niño y su familia. Se me quitó el sueño, no podía dormir. Como abogada no sé si dicen o no la verdad, pero recabé pruebas, hablé con los psicólogos y psiquiatras que le atendieron... Hay ciertas cosas que un niño no se puede inventar. Es imposible. Fue terrible lo que le pasó. Todo eso me quitó el sueño. Como me ocurre con los casos de acoso escolar. Ahí estamos a años luz de conseguir el objetivo.

-¿Por qué?

-Hay jueces y fiscales de menores que siguen siendo pro menor delictivo para conseguir la reinserción del menor. Ojo, esto está fenomenal, pero siempre y cuando no se olviden de las víctimas. Hay que educar a la sociedad para que nos tomemos en serio los problemas de los menores porque algunos de los que les causamos no tienen cura. Ellos necesitan saber que la culpa no es suya y que la justicia pone a cada uno en lo suyo.

-En ese tema víctima y acosador son menores.

-Hay dos vertientes. Cuando son solo menores y cuando hay complicidad del centro educativo o bien por inexperiencia o bien por dejadez, que los hay. La adolescencia es difícil. Ahora hay muchos problemas de redes sociales que ocurren en el entorno escolar. El ciberacoso que sufren algunos menores es horrible.

-¿Lleva ahora algún caso?

-Una niña que ha estado ingresada en Madrid tres meses con anorexia. La acosadora hasta se cambió de instituto para poder seguir acosándola. En su caso ha habido veces que la Justicia le ha dado la razón y otras que no. De este asunto me llama la atención que en el último juzgado que nos tocó ponía un cartel que decía: "En este Juzgado no hay togas". La juez, el fiscal y abogados íbamos todos sin togas. Pues las chicas acosadoras estaban mirando el móvil y mascando chicle en frente de su señoría.

-Continúe.

-Me pregunto si eso es lo que necesitan las menores agresoras, que ya tenían 16 años. A veces, queriendo hacer un favor para reinsertar a los menores en la sociedad no se lo estamos haciendo. A lo mejor necesitan más un tirón de orejas de verdad. Los casos de acoso a veces dejan huella y otras no. Jueces y fiscales, como ven cosas terribles, relativizan los insultos que sufre un menor acosado. Se olvidan del sufrimiento o las secuelas que causan, algunas de no poder socializar nunca en la vida. Es un problema que no sabemos todavía las consecuencias trágicas que tiene. No somos conscientes como sociedad.

-¿Se han dado pasos en el tema del "bullying"?

-Debemos hacer como con la violencia de género. Tenemos que concienciarnos tanto los abogados como fiscales y jueces de menores. Tomarlo en serio. Si no hay unas secuelas muy aparentes, hematomas, mi experiencia es que se relativiza mucho. Está la cultura de que todo esto ha pasado siempre, que tienen que aprender a luchar y hacerse fuertes. He oído a fiscales de menores decir que el acoso escolar son cosas de niños y que deben aprender a responder solos. Hasta que no cambiemos como sociedad y nos demos cuenta de que a los menores hay que protegerlos? Todavía no estamos preparados.

-En Madrid, está como abogada en la "operación Lezo".

-Lo bonito de mi profesión es que puedo luchar por hacer justicia. Tanto si es culpable como inocente. Defender a un inocente es muy gratificante.

-También se defiende a culpables.

-En la "operación Lezo" defiendo a una persona totalmente inocente. No suelo defender algo en lo que no creo, soy una abogada atípica. Solo soy defensa si creo en ello.

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