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El claustro de Palamós es románico y salmantino

Un estudio coordinado por el historiador del arte Gerardo Boto defiende la originalidad del conjunto y sitúa su origen en la Catedral Vieja de la capital charra

El claustro de Palamós es románico y salmantino

Un claustro en apariencia románico, varado en la finca privada de Mas del Vent, en Palamós (Gerona), protagonizó una tormenta mediática en el verano de 2012. Su aparición en aquel inesperado lugar desató todo tipo de teorías sobre su origen. La controversia derivó en un enfrentamiento entre aquellos que afirman que el claustro es auténtico y los que sostienen que se trata de una estructura falsa, de una copia de un claustro románico realizada en el distrito madrileño de Ciudad Lineal en el primer tercio del siglo XX.

La polémica se cerró en falso en 2014, cuando un informe del catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Gerona Eduard Carbonell, encargado por la Generalitat de Cataluña, determinó que el claustro es de los años treinta del pasado siglo y que replica el de San Juan de la Peña (Huesca).

Ahora, el principal defensor de la autenticidad de la estructura, Gerardo Boto Varela, también profesor de Historia del Arte en la Universidad de Gerona, coordina un estudio colectivo en el que insiste en la naturaleza románica del claustro y sitúa su origen en la Catedral Vieja de Salamanca.

El volumen, de carácter multidisciplinar, se titula "Salamanca-Ciudad Lineal-Palamós. Las arcadas claustrales de Mas del Vent" y está editado por la Universidad de Salamanca. En el estudio, Boto y sus colaboradores insisten en identificar el claustro como el que se instaló originalmente en la Catedral Vieja de Salamanca, en el último cuarto del siglo XII.

Esa estructura fue desmontada entre 1783 y 1787 debido a que presentaba importantes daños y, aunque en un principio se pretendía remontar las galerías románicas, finalmente se optó por realizar unas nuevas de estilo neoclásico, siguiendo la moda del momento.

Un asiento contable, la prueba

La hipótesis de Boto es que las piezas del claustro se conservaron en la catedral hasta 1917, cuando habrían sido adquiridas por el anticuario Ignacio Martínez. Como prueba aporta un asiento contable de la catedral charra. Martínez las habría trasladado a un solar de la Ciudad Lineal, donde procedió a remontarlo. En 1931, el claustro estaba de nuevo en pie, y allí permaneció hasta que Hans Engelborn adquirió las arcadas en 1958 para decorar su casa de Palamós.

La duda ante esta argumentación es cuántas de las piezas del claustro son auténticas. Boto, que en el volumen estudia pieza a pieza la estructura, da cifras: 19 de los 44 capiteles (el 43%) son de verificado origen románico, como también 10 de los 27 cimacios (37%). Unos porcentajes similares a los que tienen claustros como los de San Pedro el Viejo de Huesca o San Juan de la Peña. Templos que fueron profundamente restaurados en los siglos XIX y XX, pero de cuya naturaleza románica nadie duda.

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