Ni talento ni coraje le faltan a la cocinera Lucía Freitas, quien, tras "pasarlas putas", luce una ansiada estrella Michelin en su restaurante A Tafona de Santiago de Compostela, donde comenzó sirviendo menús de 12 euros y al que hoy se suman su nuevo Lume, en la misma ciudad, y Tomiño, en Nueva York. Compostelana, de 36 años, se formó en el País Vasco en cocina y en Barcelona en repostería antes de trabajar en El Celler de Can Roca, Mugaritz o El Bohío para regresar después a su ciudad, donde al no encontrar un puesto en los restaurantes a los que aspiraba abrió el suyo propio con un socio: A Tafona.

Nacía así, hace nueve años, un sueño que durante algún tiempo fue pesadilla, reconoce la cocinera, quien empezó sirviendo un menú por 12 euros y trabajando "16 horas al día". "Lo hice tan bien que se volvió en mi contra, porque la calidad que daba no se correspondía con el precio. Me reprochaban que regalaba la comida y eso me dolía". El dinero que entraba en caja salía rápido. "Pensé en cerrar, las he pasado muy putas, tuve que pedir un crédito para poder pagar a mis empleados. Los fines de semana no venía nadie", confiesa.

Un punto de inflexión para creer en sí misma fue ser finalista, la única mujer entre ocho profesionales, en el Concurso Cocinero del Año de 2016. Ser madre y la marcha de su socio le dieron las fuerzas definitivas para convertir A Tafona en el restaurante que quería.

Una vez encauzada su trayectoria, se le ofrecen nuevas oportunidades, como la de abrir hace un año y de mano de unos estadounidenses de padres gallegos un restaurante de cocina tradicional de su tierra en Nueva York. "Cuando me preguntan dónde se puede comer la mejor empanada gallega siempre digo que en Tomiño", afirma Lucía Freitas, miembro del Grupo Nove, y que a finales de noviembre abrió Lume, su otro restaurante en Santiago de Compostela, "para todos los públicos".