La Unión Europea es, desde este lunes, un gran mercado online en el que cualquier ciudadano puede comprar en otros países sin restricciones geográficas ni cambios en el precio. La nueva normativa de Europa, lejos de poner límites en internet como ocurre por ejemplo con la ley del copyright, apuesta por eliminar barreras. Al menos, en el terreno comercial.

La nueva legislación de UE pretende terminar con las fronteras en las tiendas online de la eurozona; el llamado geobloqueo. A partir de ahora cualquiera puede comprar en una web europea sin ser redirigido a su filial española, que normalmente tiene los precios más caros. Si hay una ganga en una tienda francesa, se podrá comprar sin importar desde dónde se haga esa compra. Otro ejemplo: si viaja a Alemania y quiere reservar un coche en una web nacional con las condiciones del país, podrá hacerlo, aunque la dirección IP del ordenador y su tarjeta de crédito digan que es español.

La política de envíos también cambia. Las tiendas no tendrán que enviar a todos los países europeos, pero a los que hagan envíos deberán mantener las mismas condiciones para todo el territorio. Europa se convierte así en un mercado unitario. Esta medida se enmarca en la Estrategia para el Mercado Único que sigue la Unión Europea desde mayo de 2015 y que ha acabo con la mayoría de aranceles entre países.

"En 2015, el 63% de los sitios web no dejaban a los interesados comprar en otro país de la UE y cerca de dos tercios de los consumidores que deseaban hacer compras en línea en el extranjero se les impedía hacerlo. Queremos una Europa sin barreras, y ello supone también eliminar los obstáculos a las compras en línea", explica el organismo. También apuntan a otro dato: sólo el 9% de las tiendas online permiten realizar operaciones transfronterizas.

Esta nueva normativa también tiene letra pequeña. No todos los productos que se venden en internet se rigen por esta norma. Los servicios de transporte, financieros o audiovisuales van por libre. Es decir, Spotify, Netflix o HBO no tendrán que ofrecer el mismo precio a toda Europa. De hecho, no lo hacen. En España, por ejemplo, la suscripción básica a Netflix ronda los 8 euros, mientras que en Dinamarca o Suiza roza los 11 euros. Esto seguirá así, al menos en este primer borrador de la normativa, aunque la Unión Europea se ha comprometido a revisar este punto de cara a 2020. Los comercios electrónicos tendrán hasta entonces para establecer las estructuras necesarias para cumplir la nueva legislación.

El sector tecnológico en Europa cierra un año de bienes. La inversión en empresas tecnológicas ha crecido en 2018 cinco veces más que cualquier otro sector. La tecnología mueve ahora una media de 20.000 millones de euros, frente a los 4.400 millones de 2013, según los datos del informe anual del grupo inversor Atomico sobre la salud empresarial europea. Spotify, Cabify o Glovo (las dos últimas españolas) son algunas de las empresas que conforman la lista de éxitos del ecosistema tecnológico europeo. Que tiemble Silicon Valley.