"Viudas" está atraviesa, de principio a fin, por una tensión. No es cuestión de su trama, vibrante por lo demás, sino de la resistencia de su director a dejarse domesticar, a dejarse someter por los criterios de la gran industria. Steve McQueen demostró, desde sus primeros planos, que no se dejaba amedrentar. Hay que tener redaños para firmar una película con el mismo nombre que una de las más fascinantes estrellas de la historia del cine. Pero sobre todo hay que tenerlos bien puestos para estrenar una filmografía con una película como "Hunger" y doblar la apuesta con un segundo filme del calibre de "Shame". Después llegaría el "Plan B" de Brad Pitt, que le financió "12 años de esclavitud", pasaporte a la gloria en forma de estatuilla dorada. Tras cinco años de hiato llega "Viudas", thriller de robos imperfectos que el cineasta británico trata en todo momento de llevar a su manera, sin someterse a los usos hollywoodienses. Lo logra en un alto porcentaje de la película. Pese a algún flash-back desafortunado y cierto giro de guion mal encajado, "Viudas" es un filme ágil, con un inicio rotundo y un buen desarrollo, en el que la trama policíaca importa menos que el retrato de esas cuatro mujeres atrapadas, arrinconadas, cuya única salida es acometer un atraco suicida. Y cuenta, al frente de un muy buen reparto, con una sublime Viola Davis, a la que va siendo hora de que la reconozcan como lo que es: una de las mejores actrices de su generación.