Gracias a ella disponemos de mejores fármacos, fertilizantes y hasta filtros de aire acondicionado. La Estación Espacial Internacional (ISS) cumplió esta semana veinte años, contados a partir del lanzamiento del primer módulo, el Zarya, el 20 de noviembre de 1998 a bordo de un cohete ruso. Desde que la primera tripulación llegó a la estructura, que orbita a unos 400 kilómetros de la superficie terrestre, se ha mantenido habitada y se ha consolidado como un símbolo de la cooperación internacional en aras de la ciencia: en ella colaboran cinco grandes agencias espaciales, incluida la Nasa y la Agencia Espacial Europea (ESA), y están implicados 16 países.

No es la primera estación espacial habitada, sino la novena, con precedentes tan importantes como la Mir rusa y el Skylab estadounidense, pero sí es la mayor estructura lanzada jamás al espacio, con una masa de 419 toneladas (que en la Tierra pesaría como 70 elefantes africanos) y una envergadura que con 108,5 metros supera el largo máximo de un campo de fútbol reglamentario.

La mayor ventaja de la ISS es la microgravedad, necesaria para realizar ciertos experimentos. En realidad, a esa altitud la gravedad solo es un 10% menor a la de la superficie terrestre, pero al tratarse de un objeto en órbita se encuentra en una continua caída libre a 27.600 kilómetros por hora, lo que minimiza el efecto gravitatorio. A esa velocidad da una vuelta al mundo cada hora y media.

En cuanto su coste, "Space Review" lo ha cifrado en 132.000 millones de euros. Sería, por tanto, la construcción más cara de la historia. Según Science20.com, con ese dinero se podrían construir 114 pirámides de Guiza y 300 catedrales de Santiago.

Dos españoles han sido sus huéspedes, Miguel López Alegría y el actual ministro de Ciencia, Pedro Duque; y ha contado con tecnología viguesa, como la del nanosatélite brasileño Serpens, enviado a la Estación Espacial en agosto de 2015 y puesto en órbita por astronautas de la ISS.

En estas dos décadas ha tenido momentos divertidos, como la conexión con la gira 360º de U2 en 2009, el videoclip de "Space Oddity", grabado por el comandante Chris Hadfield en 2009, o el reciente descubrimiento de unos disquetes de Windows 95 que llevaban 18 años allí. También ha pasado peligros, como cuando un trozo de basura espacial se acercó peligrosamente y obligó a los cosmonautas a encerrarse en el módulo Soyuz por precaución, aunque finalmente no impactó.

Su futuro es incierto, aunque legisladores de EE UU proponen extender su funcionamiento hasta 2030.