Los investigadores del Instituto Max Planck de Física de Plasma (IPP) trabajan, tal y como explica su web oficial, para "traer el fuego del Sol a la Tierra". O, lo que es lo mismo, generan el conocimiento necesario para desarrollar una planta de fusión nuclear, la que podría ser la energía del futuro: limpia, segura e inagotable. Guillermo Suárez (Ourense, 1991) es uno de los expertos de este centro ubicado en Múnich que exploran las fórmulas para lograrlo.

Sus estudios tendrán impacto en el ITER, el reactor que se construye en Cadarache (Francia) con la previsión de estar operativo en 2025. Es el más avanzado e implica a la UE, Japón, Rusia, China, EE UU, Corea del Sur e India: "Es el mayor proyecto internacional que existe en el mundo, lo que da idea del interés que genera esta energía y de la complejidad del proyecto. No hay ninguna duda de que la fusión nuclear funciona, la pregunta es cuándo podremos encontrar la forma de que sea viable a escala comercial".

Guillermo estudió Física en el campus ourensano y en 2013 fue seleccionado por la UE entre 4.000 aspirantes para realizar un máster de dos años en Fusión Nuclear e Ingeniería Física asociado al ITER en las universidades de Stuttgart y Lorraine. Y en 2015 inició su doctorado en el IPP, uno de los 83 institutos de la prestigiosa Sociedad Max Planck.

Su campo de estudio es el calentamiento iónico del plasma, el gas que se confina mediante campos magnéticos en el reactor: "Para que la fusión nuclear se produzca es necesario llevarlo a temperaturas 10 veces más altas que las del núcleo del Sol. Y uno de los métodos de calentamiento es enviar ondas electromagnéticas que le transmitan su energía".

Guillermo analiza cómo se propagan esas ondas desde las antenas de las paredes del reactor hasta su interior y cómo les afectan las distintas configuraciones del plasma. Y para ello, además de realizar simulaciones numéricas, también desarrolla experimentos en el reactor ASDEX Upgrade de investigación básica que tiene el IPP.

"El método que investigo es uno de los tres más prometedores, pero probablemente los necesitemos todos en el futuro porque cumplen otras funciones de mucha importancia, no solo la de calentar. Pero el iónico es especialmente interesante porque los iones son los que producen la fusión nuclear", apunta.

Ya ha publicado un artículo científico sobre sus hallazgos y, en breve, verá la luz el segundo. "He estudiado por primera vez cómo se propagan las ondas electromagnéticas cuando se rompe la simetría y la estructura del reactor se vuelve tridimensional. Explorar nuevos campos, ir cada vez más allá es muy satisfactorio y también un desafío", celebra.

Reproducir un pequeño Sol en nuestro planeta implica un colosal reto de investigación, pero Guillermo está acostumbrado a explicar su trabajo de forma accesible para todos los públicos. De hecho, tiene un canal de divulgación en youtube que retomará en cuanto finalice el doctorado. "Por muy complicada que sea la realidad, siempre tiene que poder ser condensada en ideas entendibles para cualquier persona. Y hay que hacerlo", sostiene convencido.

Él cree que la mala imagen de la física es responsabilidad de los profesores: "Todo depende de cómo la enseñen. Es la herramienta que nos permite entender el mundo en el que vivimos y el universo. Y muchísima gente empieza a interesarse por ella de adultos, gracias a documentales o libros divulgativos, después de haber tenido una mala experiencia en el instituto".

Dar a conocer su trabajo también contribuye a disipar las dudas sobre la fusión nuclear: "La opinión pública es muy importante y debemos explicar que sus beneficios son enormes. Es muy segura, no utiliza uranio ni plutonio y, por tanto, no genera ningún residuo radioactivo. No tiene nada que ver con la fisión nuclear, que es lo que hacen las centrales que funcionan actualmente, y es físicamente imposible que ocurra una reacción en cadena como en Fukushima. En caso de suceder algo, el plasma se enfría de forma inmediata".

La energía se libera durante la unión de los núcleos de deuterio, que se extrae del mar, y tritio, que puede obtenerse del litio. "Es una fuente renovable, segura y además no produce gases de efecto invernadero. Y no se necesitan grandes cantidades. Para alcanzar una potencia de 500 megavatios son precisas toneladas de petróleo, pero solo 5 gramos de deuterio y tritio. La fusión nuclear es imprescindible si queremos disponer de la energía necesaria para mantener el estilo de vida actual y el del futuro", defiende.

Guillermo prevé finalizar su doctorado en 2019 y probablemente se quede en el IPP unos años más. La sociedad Max Planck, cuya financiación pública alcanza los 1.700 millones de euros, constituye un "excelente" destino para un investigador. "Es un ejemplo a seguir para España. Me puse inmensamente contento cuando me enteré del nombramiento de un ministro de Ciencia y espero que, a partir de ahora las noticias sean otras. No invertir en ciencia supone recortar nuestra proyección científica y económica para el futuro", advierte.