'Psicofonías' parlamentarias que hablaban de la unidad de España desde la radio acompasaban la somnolencia de Antón Reixa (Vigo, 1957), piloto de un vehículo de tecnología alemana que acabó por salirse de la calzada el 27 de octubre de 2016 a la altura de Villalpando, Zamora. Viajaba de Galicia a Madrid. Sangre en los airbags en un campo de trigo. Apagó la intervención de Albert Rivera. Un pie en ángulo recto. Pánico. Diagnóstico: fractura abierta en la pierna derecha afectando a tibia y peroné; fractura abierta en la pierna izquierda afectando al hueso calcáneo; una docena de costillas fracturadas, fractura de la vértebra L-2. Ese cuadro de politraumatismo aconsejaba la inducción de coma para evitar colapso respiratorio y así proceder a las diversas cirugías. Y ese coma se extendería dieciocho días.

Es el director vigués, líder de la banda legendaria Os Resentidos y expresidente de la SGAE, quien da voz a su memoria. Un cuadro del recuerdo durante el que su subconsciente se antojó con ubicarle -como astralmente- en Michigan. "Michigan: Acaso Michigan" (Xerais) es el relato cuasipoético de esa vivencia, enmarcada entre un contenido epistolar que firman la poeta Chus Pato (prólogo) y el poeta y periodista Daniel Salgado (epílogo).

"El libro es una reconstrucción casi exacta, diría yo, del estado de delirio durante el coma", asegura. Antes de eso, Reixa lo recuerda todo. También el temor casi obsesivo por ser amputado. "Recuerdo mi viaje en ambulancia hasta Galicia y, luego, la nebulosa previa al coma inducido en la UCI del Hospital Modelo de A Coruña", relata a FARO. En el libro habla continuamente de sentir un dolor "forestal". Una buena metáfora.

Cuando al autor se le interrumpió la inducción del coma, solo recordaba que estaba volviendo de ese viaje a Michigan. "Me acojo a la Convención de Ginebra para astronautas heridos en combate", espetó poco después de abrir los ojos. No era para menos. Al despertar, Rajoy -que estaba en pleno debate de investidura antes del siniestro- ya era presidente. Y Trump en EE UU.

"Es un libro de esperanza. Parece que me he vuelto arrogante, pero he vencido a la muerte. La peor secuela del accidente para mí fue la ruina personal, tener que cerrar mi empresa y dejar mi actividad como empresario de producción. Después fueron tiempos duros: negociando el concurso de acreedores, saliendo a la calle en silla de ruedas", reconoce Reixa.

Luego, estuvo atendido en una residencia geriátrica. "Las tres semanas en el asilo fueron una experiencia muy intensa para mí. La ancianidad agudiza nuestra personalidad y rasgos", observa Reixa. En su caso, el cabreo se 'cronificó'. "Una de las cuidadoras me contó que llevaba más de veinte años viviendo con insomnio", reflexiona aún impresionado.

Además de la sensibilidad, el productor recuperó una vocación. "El accidente supuso una reafirmación en mi militancia literaria, muy probablemente el resto de mi vida esté muy vinculado a la literatura", desvela el vigués, que ahora trabaja en el CGAI (Centro Galego das Artes da Imaxe) en A Coruña. "Militar na obsesión de poñerlle palabras a vida que vivo, ao sentimento que sinto", manifiesta en el libro. "Estoy en Galicia y me siento reconfortado, aunque siga siendo rabudo y me molesten cosas que suceden", reconoció.

Pero no todos son recuerdos del coma. Entre las páginas más delirantes del 'resentido' se hallan recuerdos de la época en la que agitaba desde el escenario a miles de almas rockeras: coincidió en los servicios públicos de un bar de Mondoñedo, el día que se dedicaban las Letras Galegas a Álvaro Cunqueiro, con García Sabell y Fraga Iribarne. "Es cierto, coincidimos contra la pared García Sabell, Fraga y yo. Eso sí fue una experiencia paranormal", bromea el autor. Después del accidente pudimos ver sobre el escenario del teatro Afundación en Vigo, tras interpretar "Fai un sol de carallo" con la Coral Casablanca, a un Reixa que ironizó con que "os de Vigo, que xa coñecemos o paraíso, non nos queren no inferno".

Como colofón, el hermano del autor, Pío, lo agasajó con una colección de periódicos publicados durante esos 18 días. El paquete le fue remitido al artista con una nota, "y mientras tanto, tú en Michigan". Por eso recientemente se expuso una instalación en la Fundación Didac en Santiago, con una pieza de Francisco Leiro e imágenes videográficas de Antonio Segade. Reixa escribió un texto, "The Michigan Daily", confrontando la noticia de primera plana con un texto literario suyo.