"Tras el golpe de Batista existían dos Habanas y dos Cubas: una de glamour, con hoteles lujosos, grandes salas de fiestas, una Habana que no dormía nunca, en la que había prostitutas de 18, 16 años, jóvenes traídas del rural y a las que se sometía a un régimen de humillación; y otra, la del extrarradio, donde no había ni luz ni agua corriente, y que fue donde se gestó el germen de la revolución". Así perfiló la Cuba de la década de los cincuenta Iñaki Martínez, abogado y escritor, autor de "Donde los hombres llevaban sombrero" (Destino), una historia de espías ambientada en La Habana de mediados del siglo pasado y que retoma los personajes de su anterior novela, "La ciudad de la mentira" (finalista del Premio Nadal 2015). Según el escritor, este contraste es importante para entender no solo lo que sucede a lo largo de las páginas de esta novela, sino para comprender lo que sucedió tras el golpe de Estado de Batista que acabó con el régimen democrático y sembró la semilla para la revolución castrista.

En los primeros años de la década de los cincuenta, época en la que se desarrolla "Donde los hombres llevaban sombrero", los principales capos de la mafia -Albert Anastasia, Franky Costello, Santo Traficantti, los hermanos Lansky...- manejaban sus lucrativos negocios en Nueva York, Altantic City, Chicago... desde La Habana. En la capital cubana celebraron lo que se conoció como "La Conferencia", un encuentro en el que pusieron fin a sus disputas y se repartieron los territorios y Lucky Luciano fue nombrado "Capo di tutti capi".

"Los gánsteres habían hecho de La Habana su santuario", afirmó el invitado del Club FARO, que estuvo acompañado por el concejal de Cultura del Concello de Vigo, Cayetano Rodríguez, en la presentación de su novela en el Auditorio Municipal do Areal.

La mafia levantó lujosos hoteles, salas de juego y cafés que atraían a cientos de estadounidenses ricos a la isla cada fin de semana, mientras que en el país crecía el desencanto y en las universidades, los estudiantes comenzaba a tomar posiciones. "Los rebeldes", como empiezan a ser conocidos, preocupan cada vez más al Gobierno de Eisenhower, que los considera comunistas, aunque diarios como "The New York Times" y "The Washington Post" tildan este movimiento de "romántico". Pero también le preocupa la dictadura de Batista, al que acusa de apoyar a la mafia y de beneficiarse económicamente de sus actividades ilegales. Y aquí entra en juego la CIA.

En este ambiente se mueven los personajes principales de la novela de Martínez: Joan Alison, guionista de "Casablanca" que llega a La Habana con la intención de escribir una obra que la iguale en éxito; Stanley Mortimer, uno de los agentes más experimentados de la CIA, enviado a La Habana para informar de lo que realmente está sucediendo; Martín Ugarte, un exsacerdote vasco, profesor de francés; y Carolina Bacardí, heredera del imperio Bacardí y que es secuestrada por un grupo revolucionario para exigir un rescate. Y entre esta trama de espías, una historia de amor que, según el escritor, es otra parte importante de una historia que tiene otra importante protagonista: la ciudad de La Habana.

Para documentar esta novela, Martínez se ha valido de su conocimiento de La Habana, a la que viaja desde hace 25 años una o dos veces al año y de los testimonios de personas que vivieron la época del golpe de Estado de Batista y la posterior revolución de Castro, muchas de ellas, españoles. "Es durísimo oír relatar a españoles cómo vivieron dos exilios: primero el de España, en 1939, y después el de Cuba, en los sesenta, debido a las "Leyes de Ofensiva Revolucionaria", por las cuales se confiscaron, y empleo este verbo a propósito, todos y cada uno de los pequeños negocios del país y que el propio régimen reconoce que fue uno de sus grandes errores", explicó el ponente, cuya vida ha transcurrido entre América Latina y España -ha sido cónsul honorario de Panamá, ha formado parte de la comisión de relaciones internacionales de la guerrilla salvadoreña y ha desarrollado funciones de representación internacional para el Gobierno vasco-.

Reconoció que no se aventura a pronosticar cómo se dirimirá el pulso que mantienen las dos corrientes del régimen -una que apuesta por la apertura, y la otra, que apuesta por la continuidad "en un intento por mantener sus privilegios", matizó-, pero se confesó optimista. "Cuba está abocada a la apertura porque las nuevas generaciones están cada vez más enteradas de lo que ocurre en el mundo", dijo Martínez, que anunció que los personajes de esta novela regresarán en una tercera aventura.