Marta Ortega y Carlos Torretta finalizaron ayer la celebración de su boda por todo lo alto. Tras dos días de festejos -que arrancaron el viernes por la mañana con una ceremonia íntima y un posterior cóctel en el Náutico por la tarde-, la pareja reunió a unos 400 invitados en una cena de gala que se celebró en el centro hípico Casas Novas.

Un gran corredor de fuego -con antorchas a ras de suelo- daba la bienvenida a los invitados a la fiesta nada más entrar en los vehículos. Pero además, la pareja optó por colocar grandes antochas con madera debajo en diferentes puntos del exterior del recinto para iluminar a la vez que hacer más cálida la estancia. Algunos medios apuntaban que se había instalado una pista de baile e incluso varias grandes pantallas para la ocasión.

La última celebración de los recién casados sirvió para ver a los invitados con sus mejores galas, ya que la pareja exigía etiqueta: vestido largo para ellas y esmoquin para ellos. En esta ocasión, la salida de los hoteles hacia los coches que les trasladaban a Casas Novas se convirtió en una pasarela de moda improvisada, de la que no perdieron detalle los múltiples coruñeses que se acercaron para poder ver en persona a algunos de los famosos que acudían a la cita nupcial.

A las puertas del hotel Finisterre, Jon Kortajarena era uno de los más esperados. El top model, que saludó a los allí presentes, apostó por un esmoquin en negro tal y como exigía la ocasión. La modelo Eugenia Silva y la actriz Amaia Salamanca también optaron por vestidos en negro -aunque esta última lo acompañaba de un gran lazo en azul-, mientras que la amazona Athina Onassis eligió un vestido en blanco con bordados negros y la cocinera Samantha Vallejo-Nágera, fiel a su estilo, se decantó por un mono con brillos y un abrigo colorido.

El diseñador del vestido de novia que lució Marta en la ceremonia civil, Pier Paolo Piccioli; María Fitz-James, hija del marqués de Valderrábano; y el presidente de Inditex, Pablo Isla, fueron algunos de los asistentes a esta cena de gala. El padre de la novia no lució esmoquin. Amancio Ortega acudió con corbata y traje.

Los anfitriones, Marta Ortega y Carlos Torretta, llegaron a Casas Novas -donde había gran expectación de fotógrafos y cámaras llegados de toda España y de vecinos de la zona- sobre las 20.15 horas, muy sonrientes. Torretta optó por un esmoquin oscuro y Ortega por un vestido brillante con capa plateada y un sencillo semirrecogido.

Durante la horas previas al fin de fiesta, gran parte de los invitados de la boda aprovechó para conocer la ciudad y pasear o disfrutar de la gastronomía gallega por el centro. Es el caso de Athina Onassis o de Jon Kortajarena, Eugenia Silva y su marido, Alfonso de Borbón, y Samantha Vallejo-Nágera.

Después se fueron a sus respectivos hoteles para arreglarse de cara a la cena de gala. Una celebración por todo lo alto como broche final a la boda del año en Galicia.